Inlie
nos recibió con un ambiente relajado y tranquilo en las pequeñas calles de Nyaung Shwe. Después de acomodarnos en la guest house decidí pegarme una buena
ducha, ponerme al día con la colada y descansar durante la tarde. Luego a
última hora quedé con los otros dos mosqueteros Mathias y Charline para cenar
en el mercado nocturno unos noodles y tempura con chiles.
Al
día siguiente decidí alquilarme una bicicleta en el hotel por sólo 1000mmy y
dedicarme a recorrer el pueblo y llegar hasta la pequeña villa de Maing Thauk.
En el trayecto me perdí entre las calles y senderos y pude ver como las mujeres
cultivaban la tierra y todo el mundo te sonreía y saludaba “mingalaba” al pasar
además hice una parada para ver los viñedos de una pequeña empresa local que
produce hasta seis variedades de vino (2 tintos, 2 blancos y 2 rosados) Una
pequeña trabajadora local me enseñó la fábrica y me estuvo describiendo el
proceso de fabricación, la verdad es que fue muy interesante.
En
los viñedos me encontré con Philip que había decidido también alquilar una bici
durante el día así que seguimos el viaje juntos hasta Maing Thauk situado junto
al lago y que como mayor atracción tiene un largo puente de madera de 0,5km que
va desde la orilla del lago hasta la pare flotante de la aldea y es un
estupendo lugar para descansar el culo del paseo en bici y disfrutar de la
brisa del lago.
Tras
descansar un rato y haber arreglado el mundo unas cuantas veces llegó la hora
de regresar a la gues house para encontrarnos con Mathias y Charline e ir nos a
comer al mercado un curry de pollo que estaba buenísimo en un pequeño
puestecillo no muy limpio pero que nos costó 1200mmy unos 1,2€ que no está nada
mal.
Después de comer como yo estaba particularmente cansado dejé a los tres mosqueteros que se fueran de cervezas y quedamos en reunirnos otra vez por la noche para cenar, ni os cuento como terminaron la tarde.
Después de comer como yo estaba particularmente cansado dejé a los tres mosqueteros que se fueran de cervezas y quedamos en reunirnos otra vez por la noche para cenar, ni os cuento como terminaron la tarde.
Sobre
las ocho de la tarde les escuche llegar cantando a la guest house. Los tres
había estado bebiendo desde las tres de la tarde que les dejé en el mercado
hasta ese mismo momento y todavía quedaba la noche. Philip había comprado crema
de thanaka, tenía una botella de vodka, otra de ron de Myanmar y los cohetes del
trekking. El plan era pintarse la cara, tomar más chupitos y luego irnos a
lanzar los cohetes. La verdad es que nos lo pasamos genial entre, abrazos,
canciones, cohetes y chupitos parecía que nos conocíamos de toda la vida.
Y
después de los cohetes me llevé a los tres borrachines al mercado a cenar. Ni
que decir tiene que un trayecto que normalmente era de diez minutos tardamos
como veinticinco entre el paso más lento típico de la fiesta, los cambios de
direcciones, las paradas de Mathías para tocar la guitarra con los lugareños.
Al
día siguiente me levanté temprano porque habíamos quedado sobre las ocho para
alquilar un bote y dar una vuelta por el lago. Yo la verdad es que no tenía
muchas esperanzas de ver aparecer por la puerta del salón de desayuno a ninguno
de mis tres compañeros de viaje pero para mi sorpresa la primera en aparecer
fue Charline seguida de Mathias y Philip que, no contentos con la juerga hasta
la cena, siguieron tomando cervezas en la guest house hasta altas horas de la
madrugada. Os podéis imaginar el cuerpo que tenían los dos. Sus caras eran un
poema. El pobre Philip intentó sin éxito aplazar el bote para un par de horas
más tarde pero durante el desayuno estuvimos hablando con la pareja de chinitos
y se apuntaron al tour con lo que
conseguimos reducir el precio del bote hasta 25000mmy.
Así
pues tras el desayuno nos montamos todos en el bote y estuvimos todo el día
recorriendo el lago. La verdad de estos tours es que están diseñados para turistas
de verano porque te tiras todo el día viendo diversas tiendas de suvenires que
si la de plata, que si la cigarros o la tienda de seda y después de una primera
hora dando vueltas acabas de bote y tiendas un poco hasta los huevos. Además
los pocos pescadores a los que se acerca el bote están esperando que lleguen
los turistas para erguirse y ponerse a remar con los pies para luego pedir
dinero por la foto. Incluso hay una parada para ver una tienda con mujeres
jirafa que la verdad es bastante degradante como las cuatro muchachas se ponían
a posar y sonreír para la foto de rigor. De
tal forma que mi consejo para viajeros es no hacer este tour sino hacer el
trekking de tres días desde kalaw hasta el lago Inle que te incluye un último
trayecto de una hora en bote que es mucho más auténtico que el tour que
contratas en el hotel. No obstante aquí os dejo algunas fotos chulas de la
excursión.
A
medio día decidimos que ya estábamos hartos de tanto bote y, aunque teníamos el
bote hasta el anochecer le dijimos al capitán que regresara a la guest house
que nos íbamos a comer y descansar, bueno eso en el caso de mis compis, porque mi
tarea era comprar mi billete para Bagan y actualizar el blog.
Entre
unas cosas y otras la tarde se pasó volando así que para la última noche los
cuatro mosqueteros fuimos a cenar cerca de la guest house con la grata compañía
de nuestra pareja de chinitos. Una vez más pasamos una velada genial charlando,
contando anécdotas y prometiendo volver a vernos en algún otro momento de
nuestros viajes.
Con
el buen rollito de haber pasado una semana con tres de las mejores personas que
he conocido en este viaje, al día siguiente me levanté temprano para coger el
autobús que me llevaría hasta las famosas ruinas de Bagan. Pero eso será el
tema de mi próximo post.
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