Tenía
muchas ganas de volver a las Perhentian ya que este fue donde me saqué mi
título de buceo 10 años atrás en mi primer viaje por el sudeste asiático. El
problema cuando vuelves a sitios que te han marcado es que nada sigue igual.
Llegué
de madrugada al puerto de Kualabesut después de un viaje nocturno interminable
en autobús donde no pude pegar ojo por más que intentara todas y cada una de
las posturas posibles. Incluido el propio suelo del autobús.
Mientras
esperaba a que llegara el primer ferry de la mañana conocí a Fran y su novia
Elisa, una pareja de chilenos encantadores que estaban viviendo en Nueva
Zelanda y habían decidido coger unas vacaciones para viajar por el sudeste
asiático. Juntos llegamos Pulau Perhentian Kecil, la más pequeña de las dos
islas y nos pusimos a buscar alojamiento, enseguida comprobamos que la cosa no
iba a resultar nada fácil, resulta que estamos en temporada alta y los precios
estaban por las nubes. Tras un par de intentos decidimos dejar a Elisa a cargo
de las mochilas y Fran y yo fuimos a buscar un sitio donde poder quedarnos.
Tras
un par de intentos encontramos una guest house decente donde poder quedarnos
aunque, para que podáis comprobar cómo se las gastan aquí en temporada alta,
resulta que los precios los duplicarán durante el fin de semana. Menos mal que
me voy el sábado.
Después
de instalarnos en nuestras habitaciones pertinentes, decidimos alquilar un tour
para hacer snorquling alrededor de la isla. La idea fue estupenda porque no
sólo pasamos un día estupendo bañándonos en las aguas cristalinas sino que
además pudimos ver tiburones de punta negra nadando cerca del arrecife. ¡¡¡Algo
genial!!!
Pulau
Perhential Kecil es una isla paradisiaca con playas de arena blanca y aguas
cristalinas que tiene dos playas principales una a cada lado. Si bien en el
pasado eran playas tranquilas, ahora se han llenado de bares, guest houses y en
temporada como alta como era esta, turistas borrachos desplomados pasando la
resaca de la noche anterior. Todavía no hemos llegado a los niveles de
Tailandia y esperemos que no llegue nunca, pero se puede ver que el germen del
turismo insostenible empieza a echar raíces en este lugar. Pero si hay que ser
justos también es cierto que se pueden encontrar calas vacías si se alquila
algún tour o si se anda un poco por el sendero de la derecha de la playa de
coral bay.
Regresamos
por la tarde a la playa de nuestro tour y decidí pasarme por las diferentes
escuelas de buceo para preguntar precios para mis inversiones de los dos
próximos días. Después de preguntar en varios sitios me decidí por spicy divers
por lo majete que resultaba su gente, además todos los precios eran iguales en
la isla 70myr por inmersión a partir de 4 inmersiones. Con el tema de mi buceo
resuelto me volví a reunir con Fran y Elisa para irnos a cenar una barbacoa
exquisita a pie de playa por 15myr en la zona de Coral Bay. Cuando terminamos
de cenar decidimos volver a la zona de bares de Long Beach para tomar la última
y poder despedirnos porque Fran y Elisa se marchaban al día siguiente rumbo a Tailandia.
Por
la mañana me desperté con el saludo de Fran y Elisa que habían venido a
despedirse antes de partir. Después de un rato zarandeando en la cama decidí
levantarme con la ansiedad y la ilusión de saber que me esperaba un gran día de
buceo. Aunque si llego a intuir lo que me deparaba, bien que me hubiera quedado
en la cama durmiendo todo el día.
Como
siempre sucede en casos como este remarcaré que lo que cuento a continuación no
se cuente a mi madre por razones obvias.
Aunque
el día se levantó nublado y con poca visibilidad, la inmersión prometía ser una
de las más interesantes. Bucear hasta 24 metros para encontrar un pecio
sumergido que contenía cantidad de peces interesantes, morenas, barracudas,
grandes lucios, peces gatillo. Todo envuelto en unas condiciones de corriente y
escasa visibilidad que hacían de la inmersión un reto realmente interesante.
Como
siempre antes de saltar al agua comprobamos nuestros equipos y todo parecía
correcto. Chaleco, regulador, pesos, bombona, todo perfecto. Bueno todo menos
la máscara que, como parecía un poco floja, decidí apretarla un poco. ¡Gran
error!
En
cuanto empezamos a bajar pude comprobar que algo no iba bien, mientras
descendía por la cuerda hacia la plena oscuridad, mi cabeza empezaba a doler y
los ojos parecía que se me iban a salir de sus cuencas. Sin darme cuenta me
había apretado demasiado la máscara y entre la oscuridad del sito y la
hinchazón de los ojos por la presión de las gafas casi no podía ver a mi
instructor.
Después
de 10 minutos de inmersión me acordé de equilibrar la presión de las gafas pero
el daño ya estaba hecho. Aunque desde aquel momento pude disfrutar de la
inmersión y ver todo el pecio, después de 40 minutos en el agua bajo una
presión excesiva subí a la superficie pareciendo el doble de Özil. Nada más
quitarme la máscara todo el mundo me preguntaba alertado que me pasaba y yo no entendía
cuál era el problema. Pero después de varios avisos y verme en el espejo me di
cuenta que ya no podría volver a bucear en ese día y quizás en los siguientes.
¡Joder con el Karma!
Tras
varias horas con hielo en los ojos e ibuprofeno al día siguiente la hinchazón
había bajado pero la segunda fase de la mutación se hacía paso. Mis ojos
empezaban a llenarse de sangre y cuál boxeador de los pesos pesados. Tenía que
llevar las gafas de sol en todo momento porque en cuanto me las quitaba todo el
mundo me miraba como si fuera el macarra borracho que se había peleado la noche
anterior. ¿Os podéis imaginar? Con lo tranquilo que soy yo.
Así
que como las condiciones seguían sin ser las más adecuadas decidí ese día
tomármelo con tranquilidad y actualizar el blog, estudiar un poquito sobre
Myanmar, tumbarme a la bartola en la playa y salir con los compañeros de
habitación a cenar.
En
mi último día en las Perhentian decidí que ya era hora de volver a sumergirme y
con toda la ilusión del mundo me acerqué a la escuela de buceo.
Sorprendentemente en cuanto llegué me comentaron que había habido otro caso
como el mío el día anterior y que después de consultar con la enfermera era
mejor que no volviera a bucear hasta que no tuviera los ojos mejor. Ni os
podéis imaginar cómo me sentó la noticia. Pero bueno como tampoco podía hacer
nada decidí coger el ferry un poco antes de vuelta a Kualabesut para acercarme
a ver al médico y que me recetara unas gotas que agilizaran el proceso.
Con
la bendición de mi médico y las medicinas pertinentes esperé a que llegara mi
autobús que me llevaría a Kuala Lumpur donde pasaría mis últimos días de mi
viaje por Malasia con una rápida visita a Malaca. Pero eso será parte de otro post.
Ahhhhh!!!! uiiiiii!! que dolor!! Son los ojos de Homer Simpson Arturo!! bueno ahora que sabemos que estás bien y que todo se quedó en una anécdota... no veas que miedo al verte así la cara no??? ai ai ai con el diving, es más peligroso de lo que muchas veces te pintan en las escuelas de buceo pero no deja de ser una experiencia más que recomendable :-)
ResponderEliminarUn fuerte abrazo!
Carlos
Uncambiodeaires
Buno todo se pasó y ahora estoy disfrutando de Myanmar aunque el buceo lo he tenido que aparcar por una temporada hasta que se me arreglen los ojos.
EliminarUn saludo y seguir disfrutando de vuestro viaje