Esta última sema en Katmandú
ha sido bastante intensa. Empezó con una boda y ha terminado con Arturo
encarándose con el director de inmigración del aeropuerto. Pero empecemos por
partes.
Llegué a Katmandú el domingo
después del trayecto en autobús turístico desde Pokhara 500npr. Es más cómodo
que el local y hace menos paradas pero después de un mes probando transportes
nepalíes no he llegado a la conclusión que el estándar de tiempo en este país
te muevas como te muevas es de 8h.
Nada más llegar me di cuenta
que Katmandú había cambiado, ya no era la ciudad tranquila y de tiempo frío que
había experimentado un mes atrás. Ahora estábamos hablando de una ciudad tomada
por el turismo y con temperaturas bastante veraniegas. Consecuencia, todos los
bares de Thamel tronaban con música en directo y los precios de las
habitaciones se habían multiplicado por 2. Después de mirar varias alternativas
me alojé en Avalon House que era el un hotel tranquilo y limpio a las afueras
de Thamel y además era el mismo hotel donde se estaban alojando Eola y Bijaya
que habían venido a la ciudad porque se casaban al día siguiente en los
juzgados de la capital.
El día siguiente y tras
salir de los juzgados como marido y mujer, Eola y Bijaya me invitaron a la
fiesta que iban celebrar esa misma noche por su reciente matrimonio. Fue una
fiesta íntima, solamente unos amigos de la pareja que vivían en Katmandú, el
abogado que había llevado el proceso y yo. De lo cual me siento bastante
orgulloso y agradecido a la vez.
Los recién casados estaban
exultantes mezcla de la emoción del momento y de la botella de ron nepalí que
corría de mano en mano. Durante la celebración conocía a Preeti una chica
nepalí de origen indio muy maja que diseña joyas y con la que estuve viendo la
posibilidad de exportar su trabajo a España. Quien sabe de dónde pueden salir
nuevos negocios.
Al día siguiente desayunando
decidí que ya que estaba en Katmandú podía retrasar el vuelo y visitar Narankot
para hacer algo de trekking por la zona que me habían dicho que estaba muy
bien. Es aquí donde mi Karma decidió entrar en acción y volverme a jugar una
mala pasada. Aunque si queremos ser justos hemos de retroceder unos días.
La historia comenzó en
Lumbini donde, como ya comenté en su momento, decidí limpiar mi Karma de todo
mal. Para ello incluso me puse a leer un libro bastante interesante que explica
exactamente cómo funciona esto de la teoría de acción reacción del Karma.
Resumiendo mucho, mucho, podemos decir que hay que ser bueno tanto en acción
cómo en pensamiento o de lo contrario el mal karma de tus acciones pasadas
volverá a por ti. Y no tiene porqué ser en esta vida sino que pude pillarte en
alguna de tus reencarnaciones. Yo leía este párrafo en el autobús de Lumbini a
Pokhara cundo, al ver un mosquito que zumbaba en la ventana pegada a mi
asiento, no pude reprimir mi instinto asesino y le di muerte. Os puedo jurar
que en ese momento pensé - ¡Ya la has vuelto a cagar! – toda la limpieza de
Karma por el retrete. El mosquito debía ser un espíritu lo suficiente
importante como para unos días después joderme mi salida de Katmandú.
Resulta que como mi vuelo es
con Air Nepal, esta línea aérea sólo vuela los lunes y los viernes a Bangkok
con lo que tendría que, si quería quedarme, necesitaba retrasar mi vuelo una
semana entera. El problema es que mi visado que caducaba antes de la fecha del
vuelo. No obstante me acerqué a la oficina de Air Nepal para exponer mi caso y
ver si se podía hacer algo para cambiar el billete y si habría algún problema
por lo que yo creía que era un día de retraso en el visado. El billete se
cambió sin problemas y el trabajador de air nepal muy amablemente me dio el
teléfono de la oficina de inmigración para que pudiera ver si había algún
problema con el visado.
Cuando llamé a inmigración
el oficial al otro lado del teléfono me informó que un día no era problema y
que podía volar perfectamente. ¡Error! Nunca te fíes de una voz al otro lado
del teléfono, ve a la oficina y que te den la confirmación en papel. Pero bueno
yo ya estaba con la alegría en el cuerpo de poderme quedar unos días en Nepal y
estaba encantado así que no lo comprobé. Ese sería el origen de mi gran
discusión con el oficial de inmigración hoy en el aeropuerto de Nepal.
Una vez con mi cambio de
vuelo realizado me dispuse a recabar información con otros viajeros sobre
Gundruk y los trekkings que se podían hacer. La cosa pintaba genial todo el
mundo decía que era una zona estupenda, tranquila y que los pueblecitos que
podías visitar merecían mucho la pena. Pero había una cosa con la que no
contaba, las huelgas generales de Nepal.
Resulta que de tanto en
cuanto en este país les da por hacer huelgas generales y todo el país se
paraliza. Los establecimientos se cierran y los transportes no funcionan a
excepción de aquellos que llevan turistas que deben de marcarlo en el
parabrisas si no quieren meterse en problemas.
La verdad es que en un
principio la huelga me sentó a cuerno quemado pero, como no hay mal que por
bien no venga. La ciudad de Katmandú estaba desértica y se podía hacer turismo
andando sin que ningún coche o moto dejara su claxon clavado en tu oído. Además
el ambiente que se respiraba era mucho menos contaminado. Así que decidí
aprovechar el tiempo y visitar alguno de los sitios en los que no había estado
antes como el templo de Pasuphatinath.
Este templo hindú se
encuentra a las afueras de Katmandú en las aguas del río sagrado Bagmati. Es
uno de los templos de Shiva más importantes del subcontinente y a él peregrinan
cientos de Gurus y Sadhus de la vecina India. Al igual que sucede en Varanasi
Pasuphatinath es un sitio sagrado donde, siguiendo la tradición hindú, se
realizan las cremaciones de los ya fallecidos. No obstante a diferencia de esta
última, el ambiente es mucho más cargado y decadente. Si bien yo pensaba que el
Ganges estaba más que sucio en su paso por Varanasi, su comparación con el
Bagmati lo deja a la altura del Danubio. El río nepalí tiene mucha menos agua y
no deja de ser una pequeña cloaca que recoge basura y aguas fecales de toda la
ciudad dando un ambiente no muy digno a las cremaciones que tienen lugar en el
templo.
Después de mi visita al
Pasuphatinath me fui a reunir en la gran estupa del Boudha con un grupo de
amigos que había conocido la noche anterior en el OR2K de Thamel y estuvimos el
resto de la tarde charlando e intercambiando información sobre diferentes
viajes.
El segundo día de huelga no
fue tan intenso como el primero. La mayoría de los locales en thamel estaban
abiertos y yo me dediqué a visitarlos buscando aquellos locales chulos donde
poder tirarme a leer mi guía del sureste asiático y planear un poco cuál sería
mi siguiente paso.
Así después de una semana
tranquila llegamos a la mañana de hoy donde mi mala acción kármica matando a un
pobre mosquito ha desencadenado una discusión y pago de extensión de visado en
el aeropuerto de Katmandú.
El día se prometía perfecto,
yo me he levantado temprano y me he ido a desayunar a los puestecillos de la
calle donde te puedes tomar un té con leche y un rosco de arroz por sólo 20npr.
Después un taxi 300npr. Al aeropuerto y después de unos 20 minutos de espera
para el check-in. Me he dirigido a la zona de inmigración. Una vez allí he
enseñado mi pasaporte con la tranquilidad de creer que, aunque estaba en fuera
de fecha mi visado, un día no importaba y que me iban a dejar pasar. Que iluso
soy cuando me dejan suelto.
Evidentemente mi visado hizo
saltar todas las alarmas y el primer oficial mi ha hecho pasar a otra oficina
donde esperaba otro burócrata con gafas para decirme que ese visado no valía y
que tenía que pagar una multa. Evidentemente al oir esto mi adrenalina no se ha
hecho esperar y ha saltado por los aires reclamando mis derechos y diciendo que
mi consulta a la oficina de inmigración me aseguró que no había ningún
problema.
Como resultado de mi demanda
el segundo burócrata llamó a un tercero para que estudiara mi caso. Para
entonces yo ya empezaba a temerme lo peor. Tengo bastante estudiado que,
cuantos más burócratas se juntan para estudiar tu caso, menos posibilidades
tienes de que este salga bien. Y efectivamente así fue. Delante de mí se
presentó el superintendente primera que me enseño sus credenciales como jefe de
inmigración y me preguntó si entendía que significaba eso. Claro que lo
entendía, básicamente estaba jodido.
Con rostro altivo y voz
seria me explico que mi visado estaba caducado desde hace 2 días y no desde
hacía 1 como yo pensaba y que por este motivo necesitaba pagar la multa de
turno. Yo me negaba a aceptar la situación, las matemáticas estaban de mi
parte. Si había entrado el 5 de febrero la fecha de caducidad era el 7 de
marzo. Así pues el superintendente que no debía estar acostumbrado a que le
lleven mucho la contraria, hizo algo que suele ser bastante habitual en las
personas uniformadas y con algún puesto de poder, alzó su voz mientras me
enseñaba a contar los días en el calendario.
Evidentemente esta actitud
no me gustó nada y amablemente con mi tono de supernani le pedí que no gritara,
que no era necesario para que nos entendiéramos. Creo que esto tampoco fue un
movimiento que ayudó mucho mi caso. Como le intentaba explicar para mí las
matemáticas eran sencillas si entré el cinco de febrero en Nepal, 5+23=28 y
luego 7 días de marzo daban como resultado 30 días de visado y por lo tanto 1
sólo día de retraso con lo que podía volar sin tener que pagar.
Estoy seguro que la cuenta
está perfecta pero claro no contaba con la inteligencia del superintendente que
para eso es jefe. El cogió un calendario y empezó a contar con su dedo los días
en el almanaque empezando con el día 5. Si alguien hace la prueba podrá
comprobar que si se hace así efectivamente no tenía salvación ya que mi visado
terminaba el 6 de marzo y las consecuencias eran el pago de la multa. El
intercambio sobre razonamiento en teorías matemáticas y metodologías de conteo
de días de visado fue airado por parte del superintendente y, por más que le
intentaba tranquilizar con comentarios suaves y pidiéndole que no gritara, la solución final fue una imposición de
galones.
Y a mí las imposiciones de
galones me tocan los…., así que aquí es donde empecé yo a alzar la voz, sabía
que no iba a ganar la guerra pero por lo menos me apetecía que el enemigo
sufriera algunas bajas durante la batalla. Así que después de algún que otro me
cago en la puta y este país es una puta vergüenza, todo esto en inglés claro
para que el superintendente y resto de burócratas así como los pasajeros que
esperaban a sellar su pasaporte me escucharan, me dirigí a la planta primera a
sacar el dinero para mi extensión de 1 día de visa.
Pero bueno eso ya se ha
dejado atrás. Además en el mismo aeropuerto me he encontrado a Rafael y Vita
que estaban esperando para coger su vuelo a Malasia. Hemos estado charlando y
me han dicho que si hago el curso de buceo ellos serán los primeros en bucear
conmigo. Yuhhuu, viva la buena gente.
Así que ahora estoy en el avión dirección a
Bangkok donde aterrizaré en 2h. y me reuniré con mi siguiente couch surfer, una
chica que se hace llamar Pichi. Eola me recomendó y parece una chica muy maja.
Ya tengo ganas de que me enseñe los sitios no turísticos de Bangkok mientras
preparo la siguiente parte di mi viaje por las playas del sudeste asiático….
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