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sábado, 2 de marzo de 2013

Lumbini la ciudad donde nació Buda

Estos días he estado desaparecido porque me he ido de excursión a Lumbini lugar de nacimiento de Gautama Siddhartha Buddha. Un lugar para relajarse, meditar y aprender todo sobre el budismo.


Después de pasar mi último día paseando por las tranquilas calles de Pokhara decidí que era tiempo de movilizarse, que necesitaba un cambio de aires y, como mi velo no salía hasta el próximo lunes, decidí que me pasaría primero por Lumbini para conocer el lugar donde nació Buda.

La última noche con Eola y Bijaya fue mágica y lo digo en sentido literal. Eola tiene muchos conocimientos de rituales chamánicos y energía así que, como era luna llena, decidimos hacer el ritual que realizaban los indios del norte de américa dedicado a la luna llena. La experiencia fue única. Nos subimos al tejado Eola, Bijaya, la casera y yo. Encendimos un fuego y Eola dirigió la ceremonia que nos limpiaría nuestro pasado y nos prepararía para empezar limpios un nuevo ciclo lunar. Hubo Incienso, cantos, tambores originales americanos que Eola guarda en su casa, bailes y honores a la luna y los ancestros.

Con semejante limpieza y purificación os podéis imaginar que mi karma lo limpito que se quedó mi karma. Tranquilos no  ha durado mucho.

Al día siguiente y siguiendo los consejos de Bijaya cogí lo básico en mi mochila pequeña y me dirigí  la estación de autobuses turísticos para coger un autobús que me llevaría a Bhairahawa (500npr. 8h) y de allí otro local (50npr.1h) hasta Lumbini. Todo el plan salió  perfecto si no tenemos en cuenta que hice caso a Bijaya que, como ya me sucedió en el Anapurna me dio un consejo bien intencionado pero totalmente equivocado.




Esto es lo que debería haber hecho para optimizar tiempo y costes. Coger todo mi equipaje y tomar un autobús local q me llevara a Bhairahawa por la ruta de la montaña (350npr. 8h) se para en más sitios pero el camino es más corto. Luego de ahí otro local hasta lumbini. De esta forma podría irme de Lumbini directamente a Katmandú. En fin no pasa nada, ya he hecho la anotación personal de no volver a escuchar ningún consejo del pobre Bijaya que aunque sea nepalí no acierta ni una.

Pero bueno después de un viaje tedioso, con muchos baches y algún que otro susto por la carretera porque aquí conducen como si tuvieran 7 vidas llegué a Bhairahawa. Allí cambié de autobús y coincidí con un grupo de americanos y chinos muy majetes que también iban a Lumbini.

Al llegar a la parada de autobuses lo primero era encontrar alojamiento y todos teníamos claro donde queríamos dormir. En el templo Koreano desayuno, comida, cena y cama por 300npr. Que al cambio son menos de 3€. Así que para allá que nos fuimos.

En Lumbini se distinguen dos áreas claramente. El pueblo a la izquierda de la parada de autobuses y justo enfrente de la parada de autobuses está lo que se llama “la zona de desarrollo de Lumbini”. Esta zona está vallada y se trata de un enorme jardín sagrado de varias hectáreas que donde se encuentra el templo que guarda el lugar de nacimiento de Buda así como el resto de templos de las diferentes nacionalidades construidos en los alrededores para honrar esta religión.





En el momento en el que entras en el parque puedes notar la paz y la tranquilidad del lugar. Hay varios lagos y canales donde se pueden ver por la mañana cantidad de aves. Entre los árboles se ven los monos y por la noche se escuchan los aullidos de los chacales que salen de  entre la maleza. El ambiente es de cuento.


El templo koreano se encuentra situado al norte del Maya Devi Temple en frente del templo chino a unos 20 min. Andando de la entrada al parque donde te deja el autobús. Una vez allí un amable monje nos tomó los datos y nos enseñó los dormitorios donde dormiríamos. Chicos por un lado y chicas por otro.




El templo era una pasada. Sobrio y gris pero con 3 alturas que lo hacía sobresalir entre los árboles y verse en la distancia. Como llegamos ya por la tarde sólo tuvimos tiempo para dejar las cosas y bajar a cenar antes de que se hiciera de noche. La comida era muy sencilla, arroz y verduras con curry pero te llenaba el estómago. Durante la cena pude hablar con una hablar con varias personas que llevaban ya tiempo en el templo preparándose para atender un Vipasana, meditando o aprendiendo sobre el budismo. Es realmente interesante hablar con ellos abrir la cabeza a nuevas formas de pensar y entender el mismo mundo que nos rodea.




Después de cenar decidí darme una vuelta y sentarme en el río a disfrutar de la tranquilidad del ambiente y de la estupenda luna llena anaranjada que empezaba a verse salir entre la oscuridad del cielo estrellado.

Al día siguiente tocaba levantarse bien temprano 6:00 para disfrutar del despertar del lugar. Realmente merece la pena. El parque tiene un tempo lento, puedes ver como los lugareños se desplazan en sus bicis entre la niebla, en los lagos las aves zancudas toman su desayuno y el cielo está pintado de un suave color naranja. Es una pasada.







Luego toca lo más divertido. Alquilar una bici india por 100npr y darse una vuelta visitando los diferentes templos de la zona y por supuesto el lugar donde nació Buda. Después de años de investigación por parte del departamento de arqueología de Lumbini se tiene la casi segura certeza de que es en este lugar donde Buda nació en el año 563 antes de cristo. Poco después sus seguidores construyeron el templo de Maya Devi en este lugar y aquí acudió en peregrinación el emperador de India Ashoka en el año 249 AC. Posteriormente la zona sufrió un cataclismo del cuál no se tienen datos concretos destruyendo el templo que se había edificado. Hoy en día las ruinas están protegidas bajo una estructura metálica y para entrar debes hacer cola junto con el resto de peregrinos para una vez en su interior, recorrer las ruinas en el sentido del reloj y finalmente llegar hasta la piedra que marca el lugar exacto donde Buda nació.





El lugar en sí no es especialmente bonito, incluso yo diría que la cobertura que han hecho a las ruinas resulta hasta cutre, pero el ambiente alrededor del templo con los cientos de peregrinos alrededor del mismo sentados meditando le dan un toque místico interesante.





Después de los deberes históricos seguí sacándole jugo a la bici y me perdí por el pueblo de lumbini y alrededores disfrutando con los tesoros que son los mercadillos de las pequeñas aldeas. En estos y si regateas bien puedes conseguir fruta y momos a precios muy baratos.









Al terminar la ruta en bici y cuando ya empezaba a tener el culo dolorido llegó la hora de volver al templo para cenar y escuchar el rezo de los monjes. Esa fue la mejor parte del día. La ceremonia que pude ver en el templo me emocionó. Primeramente un monje se acercó a una gran campana que había situada en el suelo del templo y la golpeó con un gran mazó dos veces. El sonido envolvió todo el templo. Pero no era el mismo sonido de campanas de iglesia al que estaba acostumbrado. Este era un sonido más solemne.

Dentro del templo y bajo la luz de cientos de velas y el olor del incienso se situaba en el centro un monje se arrodillaba y levantaba recitando los mantras mientras golpeaba una campana de madera. La solemnidad del acto en mitad de la noche simplemente me conmovió.

Al día siguiente tocaba despedirse de la gente conocida porque mientras que la mayoría seguía el camino racional hacia Katmandú pasando por el parque nacional de chitwan. A mi me tocaba volver a Pokhara para recoger mis cosas. Aunque como no hay mal que por bien no venga tuve la oportunidad de despedirme de Rafael y Livia dos couchsurfers con los que he coincidido en casa de Eola y que me han invitado a Brasil. Espero que me llegue el dinero para cumplir mi promesa de ir a verles.



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