Después
de admirar las celebraciones funerarias de Rantepao Carlos, Susana y yo proseguimos
nuestro camino en dirección a la tranquila ciudad de Tentena a orillas del lago
Danau Poso.
Como
siempre nos levantamos a primera hora de la mañana para llegar a tiempo de
coger nuestro autobús que salía de la calle principal de rantepao a las 8:00
a.m. y que cómo es habitual en el país terminó saliendo a las 9:00 a.m. Así que
después de esperar pacientemente una hora en la agencia donde habíamos comprado
el billete, subimos nuestras mochilas al autobús y nos acomodamos en nuestros mini
asientos dispuestos a disfrutar de otra larga jornada en autobús por las
carreteras de Sulawesi.
El
viaje cumplió ampliamente nuestras expectativas. 12h de auténtico martirio
indonesio sobre ruedas. El autobús no tenía aire acondicionado así que el viaje
lo sufrimos bajo altas temperaturas, música local a todo trapo tronando por los
altavoces y el ambiente cargado con el humo de los cigarrillos de los lugareños
que fuman como carreteros. Y para colmo de males yo seguía con el dichoso dolor
de tripa que no me permitió ni cenar.
Por fin
sobre las diez de la noche llegamos a la terminal de autobuses de Tentena que
no es más que el cruce de carreteras a la salida del pueblo. Una vez allí el
autobús nos dejó a todos los pasajeros y los buscadores de turistas empezaron
su guerra por conseguir clientes que llevar a los hoteles. Así que nosotros
tres para evitar agobios cargamos con nuestras mochilas y empezamos a andar y
hacer autoestop en dirección a nuestro hotel.
Una
vez pasados unos minutos unos amables lugareños que conducían un camión se
ofrecieron a llevarnos hasta el Victory hotel que, todo sea dicho, estaba a una
buena caminata del cruce donde nos había dejado el autobús. Cuando llegamos cogimos
una habitación para tres amplia y limpia y sin pensarlo dos veces nos metimos
en la cama.
Tentena
es un pueblecito relajado rodeado por colinas cubiertas de clavaderos y a
orillas del lago Danau Poso, el lago más grande de Indonesia con 32,200 Ha. Por
la mañana nos informamos con los dueños del hotel que sitios podíamos visitar.
Lo primero que nos aconsejaron fue visitar las cascadas de Air Terjun Salopa, así
que alquilamos unas motos y fuimos a visitar las cascadas con la compañía de
Oreli, una chica francesa muy maja que también se alojaba en el mismo hotel y
que por casualidad conocimos en Rantepao.
El
camino en moto hasta las cascadas trascurre por una carretera pequeña entre
campos de arroz y pequeñas aldeas locales. Tras atravesar una pequeña aldea
indú se gira a la izquierda por un camino de tierra y se llega a la entrada de
las cascadas donde hay que pagar 10.000IDR. Pero merece la pena. Las cascadas
son algo impresionante. Se trata de un grupo de saltos de agua clara entre
bosque que se puede disfrutar mientras se recorre un pequeño camino.
Pasamos
la mañana explorando las cascadas y disfrutando de un baño hasta que llegó la
hora de comer que regresamos al aparcamiento donde había un restaurante justo a
la entrada de las cascadas.
Tras llenar nuestros estómagos con una rica comida local volvimos a montar en las motos y nos dirigimos al lago. Llegamos a la playa de arena blanca y enseguida un grupo de niños se acercó para contemplarnos extrañados. Sus caras entre la vergüenza y la intriga nos miraban fijamente mientras demostraban sus habilidades dando saltos acrobáticos en el agua delante de nosotros para que les hiciéramos fotos.
Tras llenar nuestros estómagos con una rica comida local volvimos a montar en las motos y nos dirigimos al lago. Llegamos a la playa de arena blanca y enseguida un grupo de niños se acercó para contemplarnos extrañados. Sus caras entre la vergüenza y la intriga nos miraban fijamente mientras demostraban sus habilidades dando saltos acrobáticos en el agua delante de nosotros para que les hiciéramos fotos.
Mientras
tanto en la orilla adolescentes no querían perder la ocasión de hacerse una
foto con nosotros y sobre todo con Susana y Oreli. Lo pasamos en grande jugando
con los niños y disfrutando de las tranquilas aguas del lago Danau Poso.
Después de nuestro baño en el lago volvimos a montar en las motos y nos dirigimos al otro lado de Tentena para poder disfrutar de unas vistas excelentes sobre el pueblo y una maravillosa puesta de sol.
Después de nuestro baño en el lago volvimos a montar en las motos y nos dirigimos al otro lado de Tentena para poder disfrutar de unas vistas excelentes sobre el pueblo y una maravillosa puesta de sol.
Llegada la noche regresamos al hotel y, como habíamos comprado provisiones en el mercado del pueblo cuando volvíamos de nuestra excursión en el lago, nos preparamos una cena de alto copete a base de ensalditas y verdura cocida que nos sentó de maravilla.
Al
día siguiente pensamos que, como la opción de explorar el parque nacional de
Lore Lindu era demasiado cara y a Susana y Carlos les quedaban ya pocos días de
vacaciones, decidimos que lo mejor era seguir camino hacia el paraíso de las
islas Toguean para lo cual alquilamos un taxi que nos llevaría por la noche
hasta el puerto desde donde podríamos coger el ferry a primera hora de la
mañana.
Además
así podíamos disfrutar de Tentena durante otro día más aunque en mi caso eso no
fue posible porque el dolor de tripa no me dejó dormir en toda la noche y
mientras Susana, Carlos y Loreli disfrutaban de una excursión matutina yo me
quedé en la habitación del hotel intentando recuperar el sueño perdido.
A
las doce y media de la noche, tal y como habíamos acordado con el hotel, nos
vino a buscar nuestro conductor y nos montamos en el coche en dirección al
puerto de Ampana, lugar desde donde salen los ferrys a las islas Toguean.
El
coche era grande y confortable es más Susana, que de tonta no tiene un pelo, se las
apañó para coger el asiento de atrás y a la primera curva calló dormida como un
tronco. El resto hicimos lo que pudimos por acoplarnos en nuestros asientos e
intentar dar una cabezadita entre curva y curva.
El
viaje, si bien fue largo y tortuoso, fue mucho más llevadero que los vetustos
autobuses a los que estábamos acostumbrados. Sólo tuvimos un pequeño incidente,
resulta que a mitad de camino el conductor paró el coche y se bajó para dejar
paso a otro conductor más joven. Este movimiento nos puso a todos en guardia. Tras
varias preguntas el conductor nos aseguró que no pasaba nada que el viaje
estaba controlado, que el nuevo conductor sabía dónde llevarnos y que no nos
iban a cobrar más.
Así
que a las cinco de la mañana tal y como
estaba establecido, llegamos al puerto de Ampana dispuestos a coger el ferry
que nos llevaría al paraíso de las islas Toguean. Pero eso, como siempre, será
parte de mi siguiente post.
Hola Arturo, me llamo Jordi!
ResponderEliminarEstamos 5 amigos llegando a Tentena y nos gustaría hacer algo parecido en nuestra salida hacia Ampana, o sea, contratar un coche nocturno
Te acuerdas del.nombre del.hotel o del tf del conductor? Muchas gracias!!!