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sábado, 29 de junio de 2013

Malaka una ciudad con encanto propio

El lunes después de acercarme a la embajada de Myanmar para entregar toda la documentación para recibir mi visado decidí acercarme a la parada de autobuses y coger el primer servicio que fuera a Malaka. Había oído excelentes opiniones de esa ciudad y total como no podía recoger el visado hasta el día siguiente decidí aprovechar mi tiempo. Además los índices de polución de la ciudad se habían disparado y una niebla gris que no dejaba ver ni a un metro de distancia cubría toda la ciudad así que lo mejor que podía hacer era salir de Kuala Lumpur lo antes posible.


Tras dos horas de camino llegué a la estación de autobuses central de Malaka sobre las cuatro de la tarde. Lo primero fue eludir a los taxistas de turno y preguntar por el autobús local nº17 que llevaba al centro de la ciudad. Por suerte no fue nada complicado y simplemente había que cambiar de terminal y esperar un rato hasta que el autobús saliera. El autobús te deja en la plaza central enfrente del barrio chino.




Nada más bajarme del autobús sentí que Malaka me iba a gustar podía sentir encanto especial en cada rincón donde miraba así que en lugar de ir directamente a buscar habitación esta vez decidí pararme un rato a hacer un par de fotos y acercarme a la oficina de información para pedir un mapa.


Después de un rato paseando por el centro y sacando fotos me dirigí hacia el barrio chino que era la zona donde se encontraban las guest houses baratas. Para mi sorpresa esta zona de la ciudad no solamente tiene sitios baratos sino que además es preciosa. Me sorprendió enormemente en cada paso que daba encontraba una tendecita de antigüedades o cafetería maravillosamente decoradas con pequeñas obras de arte y muchísimo estilo. Incluso las propias guest houses tenían un ambiente y decoración muy personales que no había visto en otras partes de Malasia.





Tras dejar mis bártulos en la taquilla del dormitorio de mi guest house me puse a caminar por la ciudad. Mi recorrido pasó por el barrio chino donde disfruté de las tiendas, templos y cafés. La plaza central donde visité el Stadthuys o edificio del gobernador considerado el edificio holandés más antiguo de Oriente. Allí se agolpaban los decoradísimos ritsaws a la espera de llevar a los turistas por un tour de la ciudad.



También me acerqué por el muelle para ver el curioso museo marítimo en forma de barco y subí por la colina para ver lo que queda de la iglesia de San Pablo, construida en 1521 por un capitán portugués. Después caminé hasta la Puerta de Santiago que es lo único que queda de la fortaleza portuguesa de 1511 y también visité la réplica del palacio del sultán de Melaka que queda al lado de la fortaleza.










Como todavía quedaba luz y la ciudad no hacía más que transmitirme buenas vibraciones, me acerqué hasta el fuerte de San John´s en la otra punta de la ciudad y desde en días claros se tienen unas vistas geniales de la ciudad. Lástima que la hora a la que llegué y la polución que envuelve a la península de Malasia no me dejaran ver mucho.






A la vuelta a la guest house ya por la noche me paré a cenar en uno de los puestos callejeros unos deliciosos lacksa picantes por 5myr y de postre una especie de pan frito con semillas de sésamo que sabía cómo a churros y estaba para chuparse los dedos.





Hoy me he levantado temprano para recorrer la parte de Melaka que me quedaba por ver así que me acerqué a ver la Villa Sentosa que es un museo privado a las orillas del río en una casa de estilo tradicional. Cerca de ahí estaba la Iglesia de San Pedro y caminando dibujando un círculo a pie pasé por el cementerio árabe y el cementerio chino para terminar en el barrio de Little India y regresar a la plaza principal.











Después de este paseo matutino decidí relajarme y tomarme un café en el café con más estilo que he visto en todo mi viaje por el sureste asiático. Mods café es un precioso café situado en china town con una decoración exquisita, una música ambiente perfecta y donde tuestan su propio café para servir deliciosos ice-late, expresso o capuchino. Pero lo que me ganó el corazón fue sin duda alguna la furgoneta.





Después de disfrutar mi café con hielo y actualizar mi blog me he venido a Kuala Lumpur a recoger mi visado y preparar mi viaje porque ¡pasado mañana me voy a Myanmar! Pero eso será motivo de otro post.

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