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lunes, 27 de mayo de 2013

Brunei un país de petróleo y poco más


El sábado 26 Mayo me levanté temprano después de desayunar en mi hostal me dirigí al puerto para comprar mi billete de ferry a Brunei. En el hostal me comentaron que el viaje en ferry era sólo 5h mientras que el viaje en autobús eran 8h y, considerando que era sábado y hacer autoestop se hacía un poco difícil porque no había nadie en la calle, decidí que viajar en ferry era la  mejor opción.


Nada más entrar en el ferry me senté y me puse a hablar con un chico de Liverpool muy majete. En un momento de la conversación levanté mi mirada y vi como en ese momento Nicolás uno de los chavales con los que coincidí en Port Burton Filipinas estaba entrado en el Ferry. Como molan estos momentos de reencuentro entre viajeros, te da tanta alegría como si te hubieras encontrado un amigo de la infancia que hace años que no veías.

Después de cuatro horas llegamos a la isla de Lambuan, una pequeña isla situada a pocos kilómetros de Brunei que no tiene mayor interés que el hecho de ser un paraíso fiscal y lugar donde proliferan las tiendas Duty Free y bares que sirven alcohol. De hecho la gente de Brunei cuando llega un fin de semana viajan a esta isla para desquitarse de las prohibiciones de su país.



En Lambuan estuvimos una hora de tránsito tiempo que utilizamos Nicolás, una mujer que conocimos en el ferry llamada Isabel y yo en darnos una vuelta por el centro, comer y visitar el templo chino. Yo además tenía que comprar una botella de whisky que me había pedido JC que era la persona de couchsurfing con la que me iba a quedar esa noche.





A la una y media embarcamos de nuevo esta vez en dirección a Muara puerto de entrada a Brunei que está situado a unos 20 km de la ciudad. Al llegar cambiamos dinero y una nueva viajera japonesa de nombre Yoko se acopló al grupo para poder costear el taxi. El viaje en taxi hasta la capital fue de lo más divertido con el conductor de guía turístico. Realmente se emocionaba cuando hablaba de su país y de su ciudad.

Cuando llegamos a la capital cada uno se dispersó por sus hoteles y yo me fui a una cafetería a esperar a que JC terminara de trabajar y me pasara a buscar. Mientras esperaba allí sentado pude darme cuenta de lo que nos comentaba el taxista mientras nos traía. Brunei es muy pero que muy tranquilo. Es más las calles están desiertas y muchas veces te da la sensación de que estás en una ciudad fantasma. Todo está tan limpio, ordenado y tranquilo que llega incluso a aburrir.




Mediada la tarde apareció JC. Resulta que él es un chico filipino que lleva 4 meses en Brunei y ha montado una empresa de marketing y comunicación. Como viaja mucho entre filipinas y Brunei vive en un hotel así que básicamente me he quedado en Brunei en una habitación de hotel con desayuno incluido por la cara, ¿quién dijo que viajar en Brunei era caro? J

Al día siguiente por la mañana nos reunimos los cuatro aventureros del ferry Isabel, Yoko, Nicolás y yo y pasamos la mañana visitando todas las atracciones que tiene la ciudad. Alquilamos una barca y paseamos por la ciudad flotante, visitamos la mezquita y el museo real. Todo esto nos llevó media mañana y después, después…nada, que es lo que puedes hacer en Brunei.












Por la tarde se unió JC y nos fuimos a tomar algo al muelle y después nos llevó a un restaurante local a comer un plato típico de Brunei que se llama anmoyan y que, como os explico en el vídeo es lo más parecido a un plato de mocos que me he comido en mi vida. La experiencia fue súper divertida, todos nos lo pasamos genial comiendo el anmoyan, es más le dimos las gracias a JC por enseñarnos un plato que era totalmente diferente a ninguna otra comida que habíamos probado o simplemente visto en toda nuestra vida.





Una vez terminada la cena Nicolás me comentó que al día siguiente seguiría camino hacia Miri y, como yo no vi nada que me retuviera en Brunei, decidí que me iba con él y así compartíamos viaje. Pero eso será parte del siguiente post.

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