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domingo, 10 de febrero de 2013

Nepal la otra cara de la moneda


Hace ya bastante tiempo, quizás demasiado, que no escribía algunas líneas y hoy he decidido acostarme un poco más tarde para relatar mis aventuras en Nepal y Katmandú.

El viaje desde Varanasi puede calificarse como durillo. Primero un tren nocturno desde Varanasi a Gorokphur. Fuimos en primera pero parece ser que en este tren eso de las clases no se tiene muy en cuenta y fuimos en el mismo tipo de cuchitril que cuando viajas en sleeper pero con menos gracia ya que te encierran en un compartimento que más parece la carel que un vagón de tren. Después de 9h de tren llegamos a Gorokphur donde cogimos un autobús local por 80inr y 4h de baches hasta llegar a Sunauli la frontera con Nepal.




Una vez allí mi karma se encargó de recordarme que todavía me quedaba trabajo por hacer para limpiarlo e hizo que mi mochila, correctamente depositada en los compartimentos inferiores del autobús, llegara totalmente empapada debido a todos los charcos por donde habíamos pasado. ¡Y encima no pude gritar no fuera a ser que se me cabreara más el karma!

Pasamos los controles pertinentes y por fin en Nepal. No os lo podéis creer pero ya en la frontera puedes comprobar la diferencia entre los dos países. Antes de llegar a la frontera india tienes miles de rikshaws que te quieren cobrar por hacerte un trayecto de 20 metros mientras que cuando llegamos a Nepal y fuimos a la estación de autobuses para informarnos de cómo llegar a Katmandú, no sólo no tuvimos ningún acoso sino que además terminé haciéndome colega de Niel que nos sirvió de gran ayuda durante todo el viaje.



El viaje en autobús local hasta Katmandú fueron otras 8h y llegamos sobre las 5 de la mañana a la nueva estación de autobuses. Del frío que hacía costaba hasta pensar. Yo ya había cerrado otro couchsurfing con Stephen Dhakal que nos acogería con su familia, el problema era localizarle, Niel nos ayudó muchísimo pidiendo un teléfono al conductor del autobús y haciendo el todas las llamadas para intentar localizar a Stephen. Esta vez el karma tampoco quiso echar una mano y tuvimos que buscarnos un hotel en Thamel que es la zona turística de Katmandú. Una vez más Niel se lo curró un montón, nos pagó el taxi, nos buscó hotel, negoció una habitación con 2 camas por 800 np (7€)

Al día siguiente pudimos relajarnos por las calles del distrito de Thamel. El ambiente es muy parecido al de kaosan road en Bangkok, mogollón de tiendas para turistas, sobre todo de cosas de montaña, artesanía, música, ropa nepalí. También una gran oferta de restaurantes, cafeterías y bares de copas con música en directo. Aunque estamos en temporada baja y hay mucho menos ambiente que en Septiembre u Octubre, se puede adivinar perfectamente que en esas épocas esta zona debe ser la caña de España.

Y por fin llegó el gran momento, nos acercamos a la tienda de Stephen y allí estaba su hermano Suraj con su mujer dispuestos a llevarnos a su casa para que pasáramos con la familia los días que estuviéramos en Katmandú. Son una gente súper maja. Viven o mejor dicho vivimos todos juntos en una casa en la zona nueva. En una casa de 2 plantas y otras tantas habitaciones nos metemos, Stephen, su mujer y la hija, Suraj, su mujer y la hija, la madre de estos, la tía con otra hija y una mujer que vive alquilada en una habitación también con su hijo. ¡Vaya gentío!


 tenemos hasta colmenas

La experiencia no puede ser más chula. Todas las mañanas hacemos un recorrido hasta la zona céntrica recorriendo las calles no turísticas y viendo el ambiente de barrio de Katmandú. Incluso tuvimos la suerte de ver la celebración del cumpleaños de una niña ante un templo de Shiva cercano a la casa.


Luego por la noche volvemos y nos sentamos un rato a charlar. Nos cuentan historias de Nepal e incluso nos han dado de cenar. Evidentemente nosotros teníamos que corresponder y les cocinamos la mejor cena española de Katmandú con el siguiente menú.
  • Tortilla española con cebollita y pimiento. Esta vez me ha salido con una forma perfecta
  • Revuelto de setas con ajetes y guindilla. Las setas tenían el tamaño de orejas de burro
  • Ensalada de tomate y cebollita con sal y aceite de oliva.






El éxito ha sido rotundo, nos han felicitado por todos los flancos y encima no hemos tenido que lavar los platos. Un día completo.

Esta gente es especial, nos han tratado con un cariño increíble, ayudándonos con cualquier duda y ofreciéndose para resolver cualquier problema que pudiéramos tener. Nepal está siendo una pasada y solamente conozco Katmandú y una de las millones de familias que lo pueblan. Como el resto del país sea también así yo me quedo aquí a vivir.

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