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miércoles, 23 de enero de 2013

El temporal de nieve en Himachal Pradesh


“Yo no mande mis naves a luchar contra los elementos”- Sería la frase histórica más adecuada para la crónica de nuestro viaje de Mcleod Ganj a Manali. No sólo porque al igual que las naves de Felipe dos palitos salimos dirigentes hacia nuestro destino, sino porque al igual que estás, nunca llegamos a alcanzarlo.




Después de despedirnos de los amigos salimos en nuestro coche con la inocente intención de llegar esa misma noche a Manali. ¡Qué ilusos éramos entonces! no nos dimos cuenta que, por más sólo sean 300km, en la India la noción del espacio-tiempo es diferente. Así fue que después de lo que pareció una eternidad de curvas y contra curvas, decidimos que ya era suficiente y paramos a hacer noche en el pueblo de Kullu antes de intentar la ascensión hasta Manali.







El día siguiente se presentó perfecto, el sol brillaba en un cielo bien azul y a las 10:00 estábamos camino a Manali. Pero no contábamos con un pequeño problema. Resulta que el temporal de nieve que nos despidió en Mcleod Ganj también había llegado a Manali y a sus carreteras. Parece mentira pero en India las cosas funcionan así, construyen una estación de esquí con vistas al Himalaya, pero cuando nieva no puedes visitarlas porque no existen las quitanieves y las carreteras están bloqueadas. Consecuencia, una curva cerrada, un puente sobre un río, hielo en la carretera y nuestro coche que derrapa acercándose poco a poco a un precipicio de 10m.




Ni que decir tiene que esta parte que sigue a continuación no se la podéis contar a mis padres.
Jamás me he sentido tan indefenso Yo en el asiento del copiloto de un taxi indio mientras veía como poco a poco se acercaba el precipicio y a mí sólo se me ocurría pensar que no me daba tiempo a quitarme el cinturón de seguridad. Los ojos se me abrían más y más a cada centímetro que el coche derrapaba y se acercaba hacia su final. Los segundos se tornaron minutos y en el coche se hizo el silencio hasta que por fin sonó un….CRACK! el coche había chocado contra el puente, una rueda colgaba sobre el río y nosotros tres teníamos el corazón en la mano.




Después de preguntarnos unos a otros si estábamos bien salimos rápidos del coche y comprobamos el resultado de la escena. Bueno, nosotros y 20 ó 30 indios que salieron de debajo de las piedras para ver qué había pasado. Parece mentira pero en eso mira que nos parecemos los indios y los españoles.
Una vez ya se habían contado la película y aclarado entre ellos cual había sido la causa del suceso, entre todos levantaron el coche a pulso y lo volvieron a colocar sobre la carretera. ¡Ay! si pusieran el mismo empeño en recoger la basura de las calles, ¡lo limpia que estaría la India!

En fin, todo parecía en su sitio pero, como suele suceder en estos casos, el coche empezó a soltar aceite. Tuvimos que llevar el coche a reparar con lo que se nos fueron 2h de nuestro precioso día, además el taxista nos decía que él no subía con las carreteras así y la única solución eran 4x4 locales que, aprovechando la situación, cobraban 4000irn por cabeza…se acababa nuestra aventura a las montañas nevadas de Manali.

Pero bueno como no hay mal que por bien no venga, una vez arreglado el motor, dimos media vuelta y fijamos rumbo a la magnífica ciudad Rishikesh a la ribera del río Ganjes desde donde se escribe este post.








1 comentario:

  1. PUff!! Vaya historia lo del coche! Nos alegramos que todo haya quedado en un susto y una anécdota más de viajes...tened cuidado chavales!
    Eva&David

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