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miércoles, 24 de julio de 2013

Hsipaw y el paso obligado por el viaducto de Gokteik

Cuando empiezas a viajar suele suceder que muchas veces el propio viaje suele ser tan interesante como el propio destino final. Este fue uno de esos casos.


El martes por la mañana me desperté temprano, preparé mi mochila, hice el check out, desayuné un café con churros birmanos y me caminé hasta la estación de trenes para comprar el billete que me llevaría hasta Hsipaw.
Una vez pagados los 3$ y esperar durante unos veinte minutos a que llegara el tren desde Mandalay me subí al segundo al último vagón de pasajeros que es el de clase más baja donde viajan todos los lugareños porque es lo más barato. Como suele es habitual en los medios de transporte locales, el tren se empezó a llenar de no sólo de personas sino de mercancías que estas llevaban a cada uno de sus pueblos para poder vender en los mercados locales.





Así pues con el vagón repleto a reventar a las 8:30 AM nos pusimos en marcha con destino a Hispaw. La experiencia en de ir en tren en Myanmar es única, los asientos son de madera como en los antiguos trenes y el bamboleo del vagón es tan grande que a veces te hace saltar de tu propio asiento. No porque el tren en si vaya muy deprisa sino porque los baches del camino. Además como el mantenimiento ferroviario es mínimo y estamos en un país tropical, los tramos de vía no están limpios de vegetación con lo que el tren va cortando las ramas de las plantas que se cuelan por la ventana abierta y terminan por cubrirte de verde de la cabeza a los pies.



El ambiente dentro del tren es increíble, evidentemente al ser turista todo el mundo se te acerca e intenta entablar una conversación contigo. Algunos con mejor inglés que otros pero todos con una gran sonrisa y mucha ilusión. Con cada parada el vagón se llena de vendedores de comida que ofrecen, shan noodles, tofú frito, fruta etc. Y llegado el momento de la comida los lugareños que se sientan a tu lado te ofrecen amablemente parte de su almuerzo y  siempre se ilusionan cuando les aceptas la comida o intercambias algunas frases en birmano con ellos.

Después de traquetear entre arrozales y campos de maíz sobre las dos de la tarde nos acercamos a la parte más interesante del trayecto, el viaducto de Gokteik. Se construyó en 1903 sobre la profunda garganta de Gokteik en tan sólo nueve meses convirtiéndose en el segundo puente ferroviario más alto del mundo. Aunque hace poco ha sido renovado es el puente más largo y antiguo de Myanmar con lo que el tren al llegar el momento de cruzarlo aminoró su velocidad hasta casi pararse.







El paisaje era espectacular, las paredes de roca nos rodeaban y la garganta caía a nuestros pies mientras el tren traqueteaba por las vías haciendo crujir la estructura de metal.






Por fin tras 7-8h de tren llegamos a Hsipaw sobre las dos o tres de la tarde. Como durante el trayecto en tren me junté con una pareja de alemanes y una chica inglesa, al bajar del tren los cuatro decidimos ir a la misma guest house para ver si podíamos conseguir un mejor precio. El sitio al que fuimos me lo había recomendado Duncan, el chico australiano que conocí en Kuchin, y la verdad es que tenía toda la razón. El sitio estaba genial, muy limpio y barato perfecto para un par de días descansando antes de hacer algún trekking por la zona.

Hsipaw es un pequeño pueblo con una atmósfera increíble. Los días se pasan rápido entre paseos por sus calles, acercarse a la llamada pequeña Bagan y contemplar sus pequeñas estupas y templos, subir a la colina de punonmie para ver la puesta de sol o visitar el palacio san donde la sobrina y sobrino del príncipe san se encargan de contar la historia del palacio y del pueblo shan.








Pero lo mejor de Hsipaw eran los batidos en Mr shake, un pequeño establecimiento en la calle principal que sirve los mejores batidos que he probado en Myanmar, de echo me tomaba todos los días dos batidos después de comer y otros dos después de cenar. Además su dueño es una persona increíble con el que entablé amistad y terminó haciéndome una rebaja en el último batido y regalándome una piña para mi viaje a Mandalay.


Así que me dejé llevar por las buenas vibraciones del lugar y pasé unos días de descanso hasta que me decidí por hacer el trekking de 3 días entre Namhsan y Hsipaw pero eso será parte de mi siguiente post.

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