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domingo, 14 de julio de 2013

Bagan: bicis, templos y turistas

Bagan es definitivamente uno de los sitios más sorprendentes del sudeste asiático en dura pugna con los templos de Angkor en Camboya.




El trayecto en autobús desde Inlie hasta Bagan son ocho horas por una carretera de curvas y paisajes espectaculares. El único problema es que de vez en cuando hay que parar el autobús para refrigerar los frenos con agua y que los lugareños no están acostumbrados a viajar y la mitad del autobús se tira todo el camino vomitando en pequeñas bolsas de plásticos.





Llegué a Bagan sobre las cinco de la tarde pero antes de poder ir a la ciudad de Nyaung U el autobús se paró en un pequeño puesto y un funcionario del gobierno se subió para subir a pedir 15 fantásticos dólares a los turistas por entrar en la zona de Bagan. Empezábamos bien. Consejo para futuros viajeros, coger siempre el autobús nocturno que llega sobre las cuatro de la madrugada a Bagan y así evitaréis tener que pagar la tasa.
Nada más salir del autobús te espera un grupo de gente local ofreciendo llevarte a tu guesthouse en moto, ritsaw o burro pero realmente no merece la pena ya que la Ciudad de Nyaung U es bastante pequeña y en la calle principal están todas las guest houses y hoteles baratos. Lo que si fue más difícil fue encontrar una habitación que estuviera dentro de mi presupuesto ya que, al ser Bagan una centro turístico por excelencia en Myanmar, los hoteles y guest houses se han subido a la parra y pedían mínimo 15$-18$ por una habitación. Así que después de recorrer varias conseguí una habitación en Pyinsa Rupa guest house por 9$ que, como en otros sitios en Myanmar, la habitación no lo valía pero era la única alternativa para viajeros con bajo presupuesto, por lo menos incluía el desayuno.

La tarde ya la había perdido con mi búsqueda de alojamiento así que ya sólo me quedaba acercarme a ver la pagoda más importante del pueblo la llamada Shwezigon Paya e ir al mercado a buscar algún sitio barato para cenar. Elegí un restaurante local que parecía limpio y barato sólo 600mmy. Sólo les quedaba curry de cerdo pero la gente local que copaba el bar parecían muy majos y el dueño hablaba un inglés decente así que nos pusimos a charlar mientras me sentaba a cenar.





Al día siguiente me alquilé mi bici y me puse a pedalear para visitar los templos que pueblan la llanura de Bagan. Tuve suerte porque el cielo estaba nublado y no me costó nada llegar a los diferentes templos y sacarles unas fotillos. Durante todo el camino puedes encontrar turistas de bajo presupuesto montados en bici haciendo el mismo recorrido que tú así como coches de caballos con grupos de tres o cuatro personas que se han unido para conseguir un precio más conveniente. Las pequeñas pagodas están vacías pero en cuanto te acercas a pagodas importantes te asaltan los vendedores de suvenires que, después de preguntarte por tu nacionalidad, aplican las frases turísticas convenientes “hola coca cola” “bueno bonito barato” “te lo piensas y me lo compras luego” etc.
























Después de toda la mañana pedaleando llegué a la pagoda de Pyathada Paya, uno de los mejores sitios para ver el anochecer, me encontré con una pareja encantadora, Maribel española y Mateo Italiano. Resultó que ellos estaban alojados en la guest house que estaba pegada a la mía así que quedamos esa misma noche para cenar o tomar algo por la noche.

A media mañana decidí volver a Nyaung U para descansar antes de volver a montarme en la bici y regresar a los templos a ver la puesta de sol. Sin darme cuenta me entretuve más de la cuenta rapándome el pelo y me tocó esprintar con todas mis fuerzas para volver al templo de Pyathada Paya donde tenía planeado ver la puesta de sol que prometía ser estupenda ya que las nubes habían desaparecido.

Llegué al templo con el tiempo justo y la lengua como un trapo. Rápidamente me quité las sandalias, subí por las escaleras y me situé en primera fila para ver el anochecer. Pero ese día el karma no quiso echarme una mano y decidió que justo antes de que el sol se pusiera tras las montañas y el cielo se tornara en miles de colores amarillos, naranjas y rojos, una maraña de nubes negras cubriera el horizonte y me quedara sin la foto de postal que os prometía en el vídeo.









Con la desilusión de haber conseguido mi propósito regresé a Nyaung U para cenar, devolver la bici y meterme en la cama. Antes de llegar a mi guest house encontré un restaurante llamado Pyae htet thar con un increíble curry de pollo con sopa, verduras, berenjena y tofu por sólo 800mmy, no vi la puesta de sol pero por lo menos me puse las botas. Y de vuelta en la guest house coincidí con Maribel y Mateo así que me acerqué a su guest house y estuvimos charlando y arreglando el mundo junto a una cerveza hasta bien entrada la noche. Lo pasé genial poniendo a parir a los políticos españoles y escuchando a Mateo como hacía lo mismo con los italianos así que decidimos volver a juntarnos a la noche siguiente para ir todos a cenar.

Al día siguiente decidí descansar y levantarme algo más tarde, total ya había hecho lo más importante y me quería tomar el día para acercarme al río y sentarme a actualizar tranquilamente el blog. Así que después de acercarme a charlar un rato con Maribel y Mateo en su guest house, cambiar unos dólares en el banco y divertirme charlando con los lugareños serrando troncos en la calle, volví a alquilar mi bici y pedalear hasta la vieja Bagan para acercarme hasta la ribera del río y sentarme con los lugareños a beber té y actualizar mi blog.






Cuando terminé de actualizar los textos ya era la hora de comer así que me monté en la bici y fui a buscar un sitio donde poder comer barato cosa que en la vieja Bagan es muy difícil por ser el sitio más turístico. No obstante y por pura casualidad, cuando iba a visitar la pagoda Bupaya me encontré con un pequeño puesto con las típicas hoyas sobre la mesa. Pregunté y… ¡bingo! Curry de pollo con todos los platos adicionales y una sopa de lentejas estupenda por sólo 1000mmy. Además los dueños eran encantadores y me dejaron jugar con el peque de la familia y todo.




Ya después de comer empezaba a caer el sol y me empecé a dirigir hacia la pagoda Pyathada Paya donde el día anterior había intentado ver la puesta de sol con la tranquilidad de quien tiene todo el tiempo del mundo para disfrutar del paseo viendo como la luz del atardecer engrandecía las diferentes pagodas. La verdad es que fue una gozada contemplar como los ladrillos se tornaban de un rojo intenso, los dorados de los chedi brillaban en lo alto de las pagodas, y los blancos de los yesos se iluminaban.





Cuando llegué a Pyathada Paya el ambiente prometía. No había mucha gente y el cielo estaba despejado con algunas nubes que podían dar muy buen juego a la hora de reflejar los diferentes colores del anochecer. Me senté tranquilamente, me puse los cascos y contemplé tranquilamente como el sol, poco a poco, se iba poniendo en el horizonte. Esta vez, aunque hubo menos nubes que en el día anterior, la puesta de sol tampoco se pudo ver completa aunque sí mucho más intensa que la última. Así pues, con un sensación de paz y alegría me volví a montar en la bici y regresé a Nyaung U que había quedado con Maribel y Mateo para cenar.








Nos encontramos en la guest house donde estaban alojados Maribel y Mateo y fuimos a cenar al restaurante Pyae htet thar un curry buenísimo curry de pollo con una gran variedad de pequeñas raciones incluida una salsa de tomates con cebolla, ajos, picante y cacahuetes que estaba estupenda. 




La cena estuvo deliciosa y la compañía mucho mejor pero llegó la hora de despedirse porque yo al día siguiente tenía que coger un autobús a las ocho de la mañana hasta Mandalay porque quería llegar en un día hasta la ciudad de Pyin U Lwin. Pero eso será parte de mi próximo post.

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