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viernes, 12 de abril de 2013

Camiguín la mujer dormida

A Camiguin le llaman la isla de la mujer dormida  por la silueta que dibujan sus volcanes desde la lejanía. Yo por mi parte he de decir que, a día de hoy, esta es mi isla favorita de todas las que he visitado en Filipinas. Aunque el camino hasta aquí se hizo un poco largo.


El taxista que nos llevó hasta la guet house el primer día en Bohol me dijo que había dos ferries para Camiguin, uno a las nueve y otro a la una de la tarde. Como yo quería llegar pronto a la isla para poder encontrar alojamiento me propuse llegar a coger el de las nueve. De tal forma que a las cinco de la mañana ya estaba en pie. Cogí una moto que me llevó hasta la estación de autobuses de Tagbilarán y de ahí un autobús hasta Jagna. El camino se hizo corto admirando los paisajes de la costa de la isla y a las ocho ya estaba en Jagna justo a tiempo para coger el ferry. Eso si no fuera porque a las nueve no había ningún ferry sino que los dos que partían hacia Camiguin lo hacían a la una y una y media de la tarde.




¡Perfecto! Atrapado en Jagna que es de las pocas villas de Bohol que no tiene mucho encanto, con un calor de cojones y sin nada que hacer hasta la una. En estos casos lo más divertido es acercarse al mercado que es el lugar que más vida tiene del lugar y entretenerse mirando lo puestos mientras se prueban las delicatesen del lugar.



Ya en el ferry conocí a Piso una chica africana que trabaja gestionando proyectos de voluntariado en filipinas y Bob una chica inglesa profesora está de vacaciones visitando a Piso. Lo de los nombres juro que es verdad y que no me lo invento. El camino estuvo entretenido charlando y comentando cosa del viaje y de las filipinas con piso que ya llevaba viviendo en Bohol 4 meses.

Tras cuatro horas de ferry llegamos a Camiguin y ya la vista desde la lejanía me dejó fascinado. Los volcanes se erguían entre las nubes cubiertos con vegetación mientras que las palmeras rodeaban todo el litoral de la isla. Era precioso.

Salté del ferry y me dirigí hacia mi guest house, Enigmata tree house, un lugar para mochileros muy recomendado en la guía y que tenía muy buena pinta y precios baratos. Cuando llegué no me podía creer lo que veía. Una auténtica casa de madera construida alrededor de un enorme árbol toda decorada con símbolos tribales, esculturas, cuadros y todo tipo de arte. El ambiente hippy era increíble, el perfecto lugar para mi furgo. Rossa es la persona encargada de gestionarlo. Es una mujer increíble, actriz, directora de cine, músico, poetisa y dedica su tiempo y esfuerzo a transmitir valores  culturales, ecológicos y de turismo sostenible utilizando su casa del árbol para hacer campamentos con la gente local y turistas que quieran colaborar.







Estos dos días que he pasado en Camiguin han sido fantásticos, alquilé una moto y me fui con Bob y Piso a recorrer las diferentes atracciones de la isla. La que más me gustó fue la cascada de Katiwasan una belleza de 75 metros de altura que descarga en una laguna de agua cristalina perfecta para bañarse y quitarse el calor de encima. También nos acercamos a las piscinas termales de Hibok-Hibok, un lugar curioso con seis piscinas de aguas a diferentes temperaturas en un valle cubierto de vegetación que muy recomendable para pasar las horas de calor.







Como siempre los filipinos tan amables se ponen a hablar contigo, preguntarte de donde vienes, cuanto tiempo llevas en filipinas, donde está tu novia etc... son gente formidable


Ya por la tarde después de comer fuimos a visitar el cementerio sumergido al sur de la isla. Un cementerio de la época colonial española que quedó sumergido tras la erupción de 1871. Lo único que se deja insinuar hoy en día en la marea baja es una pequeña cruz detrás del enorme monumento que han construido para marcar el lugar.






Por último dejamos para el final la mejor excursión de la isla que es la playa blanca. Un pequeño atolón de arena blanca a 2km. 




De Camiguin perfecto para pegarme un último baño en aguas cristalinas y contemplar una puesta de sol más que increíble. Os dejo el video.








Al día siguiente decidí recorrer la otra parte de la isla con la moto. No paré de maravillarme con las vistas de campos de arroz, palmeras, pequeñas playas de arena negra, curiosidades como el cementerio chino, o las vistas de la isla de Masayasay  o Mindanao. 










Tras dar la vuelta a la isla decidí volver a comer en el restaurante del día anterior “Northen Lights” ya que la comida era muy buena y a buen precio antes de retirarme a descansar a la casa del árbol para recargar las pilas ya que al día siguiente tenía un largo camino por delante hasta mi siguiente objetivo bucear con tiburones azotadores. Pero eso será otro post

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