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viernes, 22 de marzo de 2013

Pagudpud espectacular playa y mi primera noche durmiendo en la calle

Todas las fotos de este blog han sido cedidas por otras cámaras de fotos que no son la mía ni mi móvil

Mi objetivo para la siguiente etapa de mi viaje era llegar a las playas del norte de Luzón, concretamente a Pagudpud, zona que goza de una excelente reputación como una de las mejores playas de Filipinas. Pero el camino hasta allí fue más largo de lo esperado.


Al carecer de móvil y, como consecuencia de despertador, el lunes me desperté con la inquietud de saber si había dormido demasiado y no llegaba a coger el jeepene de las 9:00. Parece que mi cuerpo se había aprendido la lección y eran sólo las 6:00. Desayuné tranquilamente y a las 7:00 ya estaba con la mochila a la espalda de camino a la cima de la montaña donde paran los jeepenes. Esta vez elegí el camino largo en lugar de los 475 escalones por razones obvias. Llegué relativamente cansado pero tenía tiempo de sobra para recuperar fuerzas antes de salir así que me senté tranquilamente y esperé a que saliera el jeepene.

La gente fue llegando poco a poco includios los colegas alemanes y a las 9:15 salimos dirección Banaue. Ni que decir tiene que el camino en jeepene es mucho más cómodo que la paliza que me metí el primer día. 1h por una carretera espectacular. Una vez en Banaue cambié al jeepene que me llevaría al cruce con la carretera nacional donde cogería un autobús hasta toguegarao en el norte de la isla y allí finalmente un atubús nocturno que me traería hasta Pagudpud. Es lo que tiene Filipinas que de un punto a otro puede que te lleve todo un día de viaje.

Llegué a Pagudpud a las 2:00 AM. Todo estaba a oscuras y no se veía un alma. El conductor del autobús me preguntó si tenía alguna reserva. –No, respondí – Su mirada fue una mezcla entre sorprendido y alarmado. Me dijo que tendría que esperar a que llegara un triciclo para que me llevara a la playa donde estaban todos los resorts. Miré a mí alrededor y pensé - ¿dónde coño voy a encontrar yo un triciclo a estas horas? – Bueno pues parece que el karma me dio un respiro y Ramón apareció de entre la maleza con su triciclo y una sonrisa de oreja a oreja.

Me monté en su triciclo y me llevó hasta la playa. Estuvimos llamando a todas las puertas de los hoteles pero ninguna nos abrió. Evidentemente todo el mundo estaba dormido. Así que mi única esperanza era que Ramón me llevara a dormir a su casa así que le lancé la pregunta

 - ¿Ramón, tú donde duermes? –
- En mi triciclo, en la parada de autobuses, ¿quieres dormir allí?
- la duda me asaltó por un momento y aunque Ramón estaba un poquito contentillo por el vino de arroz, su sonrisa  y manera de hablar me daban confianza.
- ¡Sí, llévame a la parada de autobuses que hoy duermo allí hasta que mañana por la mañana pueda encontrar un sitio para descansar.

Dicho y hecho, deshicimos la mitad del camino hasta llegar al centro del pueblo donde estaba la parada de autobuses, que no era más que un banco dentro de una carpa situado en un terraplén cerca del mercado y la estación de policía. Lo bueno fue que enfrente del banco había una televisión y estaban poniendo starwars. Así que Ramón giró el banco para que me pudiera tumbar en el mientras veía la tele y él se metió en su triciclo a dormir. A la mañana siguiente me desperté rodeado de triciclos y un poco desorientado pero ahí estaba Ramón de nuevo para llevarme de nuevo a la playa.

Llegamos a la zona de los resorts y no tardé en elegir el mío, el precio era un poco elevado 800p. pero la habitación era doble, limpia con baño, tenía wifi y estaba en primera línea de playa así que merecía la pena pasar una o dos noches. Además tenían cocina donde podía cocinar mi propia comida.

Dejé mis cosas y pregunté a Ramón si me podía llevar de nuevo al mercado para comprar provisiones para los días que iba a estar por aquí. Sonrió sin problemas y me monté en la moto. El mercado bullía con actividad, había puestecitos de todo tipo de verduras, carne, pescado, juguetes. Era el típico mercado de pueblo. Yo me movía entre los puestos preguntando precios en español, porque los números como tantas otras palabras en filipinas son españoles, y buscando los ingredientes para mi plato de pasta y tortillita española. Cuando terminé con la compra volví al triciclo y Ramón me trajo de nuevo al resort. Había llegado el momento de visitar la playa.
No os podéis imaginar la sensación de felicidad que me invadió cuando puse los pies en la arena blanca. Mi cuerpo llevaba ya tiempo pidiéndome playa y Pagudpud le pagó con creces. Una playa de arena blanca rodeada por cocoteros prácticamente para mí sólo y aguas azul turquesa con la temperatura perfecta para poderme bañar. La sonrisa me iluminaba la cara.








Decidí darme un paseo para explorar los alrededores. Durante la caminata conocía Mikael un canadiense afincado en Manila que me estuvo dando un montón de consejos sobre donde ir y que visitar. Además me dio su contacto para cuando vaya a Manila. Ya tengo dos.





También conocí a Chris un estadounidense super majo y a su mujer Susan una filipina encantadora que se han convertido en mis vecinos y culpables de que me haya quedado finalmente 4 noches aquí. Desde el primer momento conectamos y hasta el día de hoy hemos compartido charlas y risas. Son una gente realmente encantadora, me han dejado su cámara de fotos para que pueda ilustrar este post e incluso anoche Susan y su hermana cocinaron ¡UNA BARBACOA! Aquellos que me conozcáis sabréis lo apasionado que soy de las barbacoas así que no os podéis imaginar lo feliz que me sentía en ese momento. Un lugar impresionante, gente estupenda y una barbacoa…¿se puede pedir algo más?




Pues sí, Chris comentó – ¿hey art por que no te quedas una noche más y lo repetimos mañana? – y a mí que no hace falta que me enseñen mucho el capote no tardé en decir que sí. Así que aquí estoy hoy escribiendo este post debajo de una sombrilla y dejando pasar las horas hasta mañana que me iré a Vigan para ver el mejor ejemplo de ciudad colonial española en Filipinas. Pero eso será otro post por ahora me voy a dar un baño.



1 comentario:

  1. Te queda bien el mostacho, tron. Aquí te sigo incondicionalmente. Javier.

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