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domingo, 3 de febrero de 2013

Varanasai y el mal karma


A Varanasi vinimos con la idea de quedarnos días y hemos terminado pasando una semana de los más tranquilo y relajado. Bueno eso si evito pensar en mi experiencia con el karma. Este sitio es mágico y con si te dejas llevar puedes terminar enganchado a él.




Llegamos de noche tras 18h de tren y teníamos que reunirnos con nuestro contacto de couchsurfing para que nos hospedara gratis en su escuela de yoga. Contactamos con él por teléfono y nos citamos en el centro de Varanasi, en el Dashashwamedh ghat. La primera sospecha fue llegar al Ghat y encontrarnos que no era la misma persona del perfil de couchsurfing sino su hermano mayor. Eso ya no me gustó un pelo, pero me dejé llevar y confiar en esa persona, después de todo la experiencia en el tren me había demostrado lo amables que pueden llegar a ser los indios.


Nos montamos en un rickshaw y después de 10 minutos callejeando llegamos a un barrio a oscuras y alejado del centro. Una vez allí el tipo nos dice que había un problema con la habitación, que la estaba pintando pero que podía ofrecernos un Guest House a muy buen precio….os podéis imaginar el cabreo que me pillé. A pesar de querer arrancarle las orejas me tragué el orgullo, no fuera a ser que se me jodiera el karma, le dejé claro lo mal que se había portado y volvimos en rikshaw al centro. Una vez allí empezó el acoso por parte de los caza turistas ofreciendo todo tipo de ofertas de hoteles, guest houses, costo, etc…

Mi sangré se alteraba a cada paso que daba con el acoso recibido, la mochila empezaba a pesar, la noche cerrada no dejaba ver por donde pisaba y las cacas de vaca estaban por todas partes. Todo esto unido a la compañía de un caza comisiones que se adelantaba a cada guest house que visitábamos a ver si se llevaba comisión llamaba clamorosamente al desastre y al mal karma. Y así fue, un traspiés en la oscuridad y mi tobillo mal trecho hicieron que me diera igual el karma, la mala energía o la rencarnación en hormiga, mi grito de “me cago en el puto Varanasi” creo que llegó a escucharse en los restaurantes indios de Lavapiés. Acto seguido con la mezcla de adrenalina y mala leche  concentrada, agarré al indio que nos seguía por la pechera y del achuchón que le di se volvió blanco.

Sin saberlo había firmado mi perdición kármica. Desde ese momento las cosas no han vuelto a ser igual. Por ejemplo encontramos una guest house llamada Brahamdev ashram por 300inr. Muy limpia con unos dueños muy majos pero a la hora de hacer el check in, el candado de la mochila se fastidió y tuve que pedir algo para romperlo. En ese momento empecé a sospechar del karma. No debí haber zarandeado al pobre indio de esa manera.
Como era ya tarde, los chicos de la guest house sólo me pudieron prestar una pequeña sierra. Ni os podéis imaginar cuanto tiempo se puede tardar en romper un puto candadito de los chinos con una mierda de sierra india. Está claro que el descentralizar las fábricas y llevárselas a estos países produce productos de mala calidad. Por fin conseguí romper el candado y, después de negociar una rebaja en el precio, nos quedamos con la habitación.



Al día siguiente paseamos temprano por los Ghats, desde el tranquilo Assi Ghat situado al sur hasta el crematorio Manikarnika Ghat. El ambiente por la mañana en el Ganges es increíble, una leve niebla lo cubre todo, el sol de un rojo intenso da una luz pálida y el río es el centro de todas las actividades. La gente se purifica en sus aguas, los chicos nadan y se divierten jugando al criquet, las mujeres lavan y tienden la ropa en sus Ghats y por todos lados hay grupos de indios ofreciéndote excursiones en bote por el río.





Después de 20 min. Caminando llegas al último y más impresionante de los Ghats, donde se hacen las cremaciones. El Manikarnika Ghat es el crematorio principal de Varanasi. Allí la gente que viene a morir descansa sus últimos días en los edificios que rodean el Ghat. Cuando fallecen se queman en hogueras de leña y sus cenizas se tiran al Ganges. El ambiente es lúgubre, el humo y las cenizas lo cubren todo, se pueden verse restos mal quemados, trabajadores de las castas más bajas rebuscando entre las cenizas para ver si encuentran restos de oro o plata que pudiera haber llevado el muerto.
No deja de hacerte pensar como un momento íntimo y religioso donde la familia dice adiós a un ser querido se convierte en un espectáculo para todos los turistas que se aglomeran en botes para sacar las fotos más morbosas de un pie o una cabeza ardiendo. Es como si se pusiera de moda llevar turistas a ver las incineraciones en el tanatorio de la m-30.




En Varanasi encuentras todo lo extraordinario de la India. Por un lado puedes visitar el fuerte de ….. y darte cuenta que lo más importante de esa excursión no es el fuerte en sí, que la verdad es que está hecho polvo, sino encontrarte con un grupo de niños jugando al criquet y echarte una partido con ellos mientras no eres capaz de dar a una puta bola. Encima aquí el karma me la volvió a jugar dejándome en ridículo tras hacer la croqueta española al intentar lanzar una bola lo más rápido y fuerte que podía. La caída al suelo y ruleta posterior fue antológica. El dolor de riñones posterior no tanto.




El resto de los días han sido muy tranquilos paseando por las callejuelas del centro, viendo la ceremonia del Ganga aarti, encontrándonos con viejos conocidos como Aritz o haciendo amigos nuevos como Andrew, un chico inglés que está dando la vuelta al mundo en bici y que se viene a Nepal, o Hong y Heli dos compañeros de guest house de Corea y Austria respectivamente. Y sobre todo dejándote llevar por el ambiente de buen rollo que tiene el centro de Varanasi.








Eso y limpiando mi mal karma que también se ha cargado mis gafas de sol nuevas y les ha roto una patilla. Menos mal que Super-glue está en todas partes.

2 comentarios:

  1. Arturo, te escribo por Javier que no quiere crearse una cuenta en gmail. "Ten cuidado con los coches! te echo mucho de menos, te leo y te quiero"

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    1. Dile que gracias que lo mismo le digo yo a el. Y un besote gordo para tí y para Paula

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