El
sábado 28 de septiembre dejé a Pepe, Raquel y Susana en Ubud y me dirigí a mi
siguiente destino Nusa Lembongan.
Como
los ferris lentos a Nusa Lembongan salen a las ocho y a las nueve de la mañana
desde la playa de sanur en el sureste de Bali y llegar allí en Bemo desde Ubud
iba a suponer un sinfín de peleas, regateos y posiblemente no llegaría a
tiempo, decidí preguntar en varias agencias y, después de tener que regatear,
conseguí un billete combinado de bus y ferry por 135.000IDR. que me llevaría directo
desde Ubud hasta la isla de Nusa Lembongan.
El
trayecto transcurrió sin problemas y sobre las once o doce de la mañana
desembarqué en la playa de Jungutbatu, que es el principal pueblo de Nusa
Lembongan. Nada más poner pie en la isla uno se da cuenta de que este esta isla
y sus hermanas Nusa Penida y Nusa Ceningan viven bajo un espíritu mucho más
tranquilo y menos turístico que su vecina de enfrente Bali. Se trata de una
región pobre y menos desarrollada donde la vida transcurre de una manera más
pausada y los ingresos procedentes del turismo se complementan con el cultivo
de algas. Esperemos que la gente de las islas sepa cuidar el diamante en bruto
que tienen y no dejen que el turismo destroce su pequeño universo.
Cargué
con la mochila al hombro y después de un rato mirando las diferentes
alternativas conseguí una perfecta habitación con desayuno y wifi en una
pequeña guest house situada cerca de las escuelas de buceo. Una vez instalado y
habiendo hecho una parada técnica para comer, tocaba visitar las diferentes
escuelas de buceo para reservar las inmersiones que tenía previstas para los
próximos días.
Tras
varias visitas a diferentes centros al final me decidí por Dive Concepts que
era el mismo centro de buceo con el que había buceado en tulamben. Los precios
eran los más baratos 700.000IND 2 inmersiones y el equipo estaba en perfectas
condiciones. El único problema es que no podría bucear hasta el lunes o martes
porque las condiciones de las corrientes eran muy fuertes en la zona de las
mantas raya con lo que las escuelas no salían a bucear en esa zona.
Pero
como no hay mal que por bien no venga, decidí alquilarme una moto y dedicarme a
pasar la tarde recorriendo las calas y playas de la zona. El primer destino fue
rodeando la isla hasta por pequeñas carreteras bastante accidentadas hasta llegar
al pequeño puente colgante suspendido sobre la laguna entre Nusa Lembongan y
Nusa Ceningan. El paisaje era increíble, toda la laguna y la zona de la costa
estaba llena de pequeñas granjas de algas y lugareños en barca recolectando el
cultivo.
Una
vez cruzado el puente mi principal objetivo era la “secret beach” una pequeña
cala escondida tras un resort de lujo que se encontraba en el otro extremo de
la isla de Nusa Ceningan. Llegar allí fue relativamente sencillo y lo mejor de
todo fue que el resort estaba vacío. Solamente se encontraban los cuidadores
que muy amablemente me dejaron bañarme en la piscina mientras disfrutaba de
unas vistas excelentes del mar rompiendo contra los acantilados que rodeaban la
cala.
Pasé la tarde leyendo y tomando el sol en las hamacas del hotel hasta que llegó la hora de volver a montar en la moto para ir a ver el atardecer a las llamadas lágrimas del diablo. Una zona de acantilados situada en la parte sur de Nusa Lembongan. No tardé mucho en llegar a mi destino y la verdad es que mereció mucho la pena. Los cortados que rodean la zona son impresionantes y el ruido con que rompen las olas unido a las vistas de atardeceres de ensueño hacen de este lugar uno de este viaje.
El
domingo por la mañana me levante con la sorpresa de que Juanma se venía a pasar
unos días a las Islas. Así que mientras esperaba a que llegara en el primer
ferry de la mañana decidí matar el tiempo recorriendo tranquilamente la isla y
visitando la zona de los manglares situada en el extremo norte.
A
media mañana regresé para reunirme con Juanma en la guest house. El venía de
haber pasado unos días en el sur de Bali y, aunque la zona de la Península de
Bukit le daba un 10 a la zona de Kuta decía que la podían meter en una bolsa de
plástico y tirarla directamente a la basura.
Así
que después de ponernos al día durante la comida con las diferentes historias y
peripecias de nuestros viajes cogimos las motos y nos fuimos a tomarnos un
cafetito a la Secret beach de Nusa Ceningan y tirarnos a la bartola en las
hamacas del hotel donde ya nos habíamos hecho colegas de los encargados.
Cuando
nos despertamos de la siesta decidimos volver a Nusa lembongan para descubrir
la “drem beach” Una excelente playa de 150m de arena blanca situada en la parte
suroeste de la isla y con un resort que ofrece una piscina abierta al público
por el precio de una consumición en el bar. Al estar en la isla principal esta
playa está bastante más concurrida pero aun así merecía mucho la pena disfrutar
del ambiente animado del resort mientras uno se pega un baño en su piscinita.
Además lo bueno es que está al lado de la zona de las lágrimas del diablo con
lo que después de disfrutar de la playita pudimos ir a ver el fantástico
atardecer.
El
30 de septiembre era el último día de Juanma en la isla así que decidimos
vaguear y recorrer las últimas playas de la isla que nos quedaban por ver.
Primero fuimos a la maravillosa “Sunset Beach” que como su propio nombre indica
es una playa perfecta para ver el atardecer, no así está situada al final de
los acantilados de las lágrimas del diablo. La cala es pequeña y discreta con
un mar agitado y tiene un exclusivo restaurante a pie de playa donde decidimos
darnos un homenaje. Si alguien decide repetir nuestros pasos que no se olvide
de pedir el menú de barbacoa que es el que verdaderamente merece la pena.
Después
de comer nos acercamos a tomar el café a la famosa Mashroom beach, una zona más
surfera y llena de chiringuitos de playa que se suele llenar con gente de kuta
que viene a pasar un día a la playa. Ya por último volvimos a la guest house
porque yo tenía que cerrar mis inmersiones del día siguiente y Juanma hablar
con los de la compañía de ferry para cerrar su billete a las islas Gili del día
siguiente.
Por
fin el martes 1 de Octubre llegó la hora de bucear y ver las famosas mantas de
arrecife. Me levanté temprano y dejé a Juanma roncando en la otra cama mientras
yo cogía fuerzas desayunando un café con leche y un tarta balinesa que, aunque
tenga una pinta bastante desagradable, es un pudin muy rico de coco, arroz,
plátano y leche condensada que está muy rico pero que muy rico.
A las Ocho de la mañana estaba en la escuela de buceo preparada para mis dos inmersiones del día. Cuando me acerqué a conocer al que sería mi instructor y a la otra pareja que bucearía conmigo me di cuenta que se trataba de la misma pareja de alemanes con los que ya había buceado en Tulambén. Para que luego digan que el mundo no es un moco.
A las Ocho de la mañana estaba en la escuela de buceo preparada para mis dos inmersiones del día. Cuando me acerqué a conocer al que sería mi instructor y a la otra pareja que bucearía conmigo me di cuenta que se trataba de la misma pareja de alemanes con los que ya había buceado en Tulambén. Para que luego digan que el mundo no es un moco.
Montamos
el equipo en el barco y a las ocho y media pusimos rumbo a la manta bay con el
objetivo de poder bucear con mantas de arrecife. Yo no las tenía todas conmigo
puesto que me habían comentado que en los últimos días, como estaban en la
época de reproducción, no se habían avistado mantas en la zona. Pero ese día
teníamos la suerte de nuestra parte y nada más llegar a la zona de inmersión
vimos cuatro enormes mantas desde el barco.
Rápidamente
me puse el neopreno y el resto del equipo y me tiré al agua para verlas desde
cerca y un espécimen de unos cuatro metros se acercó nadando lentamente con un
movimiento grácil y la boca abierta de par en par. Fue una sensación increíble
poder ver a un animal tan impresionante a tan poca distancia.
La
inmersión transcurrió sin problemas, la localización no es de las más
interesantes en cuanto a peces pero se podían ver corales muy bonitos y algunas
especies de peces de arrecife como peces payaso o peces ángel. Aunque lo mejor
vino hacia el final de la inmersión cuando ya estábamos de regreso hacia el
barco. A unos estábamos buceando a unos 15m de profundidad cuando se acercaron
dos maravillosos especímenes de mantas de unos 4-5 metros nadando emparejados y
dibujando un perfecto círculo enfrente nuestro. Yo no me podía creer lo que
estaba viendo tenía los pelos de punta y una sonrisa de oreja a oreja.
Terminamos
nuestra primera inmersión y nos dirigimos hacia la zona de cristal bay donde
bucearíamos por segunda vez. Esta zona se caracteriza por la claridad de sus
aguas y, aunque puede llegar a ser peligrosa por las fuertes corrientes, esta
vez tuvimos suerte y la inmersión transcurrió sin problemas durante una hora entre
maravillosos corales y peces de todos los tipos.
Terminamos
a medio día y regresamos a la escuela de buceo para limpiar los equipos y
rellenar los logbooks. Con las emociones
todavía en la cabeza por las inmersiones realizadas me acerqué al guarung habitual a
comer una hamburguesa de pollo y luego a la guest house a dormir una siesta y
planear mi siguiente salto a Bali que como ha sucedido en la mayoría de las
ocasiones de este viaje, terminó siendo algo totalmente diferente a lo
planeado. Pero eso será parte de mi siguiente post.
Muchas gracias por dedicar tu tiempo en escribir sobre tus viajes!!!! Que pasada de sitio, que bonito!!!! Espero disfrutarlo tanto como lo disfrutaste tu en su momento! Yo ire en octubre, y tambien visitare lombok, gili air y bali!!! Muchas gracias!!!
ResponderEliminarque buenos datos!! gracias
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