Hola chic@s,
Por fin estamos en marcha, la aventura ha
comenzado, por delante todo el mundo por explorar pero antes que nada quiero
presentaros a mis compañeros de viaje:
Fernando: Sevillano, 1,85 y muy buena
gente.
Mi furgoneta la que todos conocéis y sabéis
que algún día me compraré quien sabe a lo mejor en este viaje. No tiene nombre
todavía pero se aceptan recomendaciones vuestras para conseguir darle uno antes
de que se acabe el viaje.
En lo práctico, el vuelo ha salido con puntualidad
y a las 12:45 estábamos volando hacia Jeddah, con una pequeña escala en Milán
de 1h para recoger a gente. Todo ha ido perfecto, excepto por un pequeño
problema, no he empezado el viaje y ya me he cargado las gafas de sol. Vale que
las perdía en todos los viajes, pero coño normalmente duraban mínimo un par de
semanas…
La segunda parte ha sido incluso más
divertida que la primera. Durante nuestra parada de 3h en Jeddah hemos conocido
a viarios viajeros más que interesantes. Primero me enganché a hablar en el autobús de la terminal con un personaje
delgado, con pendientes en las orejas, tatuajes en los brazos, pelo rapado a
excepción de unas rastas que le salían de la nuca y una cara de buena gente que
echaba para atrás. Se llamaba Luca así que Elena y Oscar no sois los únicos con
un niño sin una "s". El iba a la India pero a Goa a pasar unos días
antes de viajar a Bangkok.
A Miguel le
conocimos ya en el transfer de Jeddah. Nacido en Santander, salía de España para recorrer la India
después de más de 20 años de su primera visita (madre mía sí que habrán nacido
indios desde entonces).
Los cuatro
estuvimos charlando amigablemente en ese ambiente de solidaridad que se da
entre los viajeros, mientras nos rodeaba un grupo de personas con largas barbas
y ataviados con túnicas. Tras 2 ó 3 cruces de miradas, el más bajito y de cara amable se acercó y en
su perfecto árabe nos preguntó de dónde éramos. Como el árabe todavía no lo
hemos aprendido, después de varios intentos frustrados de comunicación donde poco
a poco nos íbamos viendo rodeados de más túnicas que nos miraban fijamente,
llamaron a traducir a un hombre que lucía una larga barba naranja. Con buen
talante y una gran sonrisa se disculpó por entrar en nuestra conversación y
empezó a traducir el mensaje que relataba el que parecía ser el líder
espiritual. Resumiendo nos tragamos todo un sermón made in Jeddah sobre Alá y
sus grandezas mientras sonreíamos y asentíamos con gran interés. Una vez terminado el adoctrinamiento
volvieron a disculparse por habernos interrumpido y se dispersaron.
Luca y
Miguel subieron a su avión destino Bombay no sin antes intercambiarnos los
correos con la posibilidad de cruzarnos más adelante en el viaje.
Fernando y yo nos quedamos charlando relajadamente
cuando nos dimos cuenta de que llevábamos pocas fotos y así que buscamos a la
primera pareja que de occidentales en la sala y les preguntamos si nos hacían
una foto.
-¡Cómo no
claro que os hago una foto!- Nos contestó en su perfecto español Cándido un personaje de Ibiza que regresaba con su
amiga Letona, de su periplo por Indonesia. Su cara era todo un poema y sus
historias del viaje parecían sacadas de una película de terror.
- ¡NO
vuelvo a este país ni aunque me paguen en oro!- repetía una y otra vez mientras
nos comentaba lo malos que se habían puesto los dos en el viaje y las miles de
calamidades que habían sufrido.
No resumiré
sus aventuras porque este blog también es leído por familiares y no quiero
empezar a recibir comentarios sobreprotectores pero la verdad es que sí que con
alguna de sus historias parecía que les hubiera mirado un tuerto. ¿Pero, que
son los viajes si no puedes contar anécdotas de vida o muerte?
En
fin y resumiendo un viaje en avión de casi 16h y 4 escalas (2 de ellas no
descritas en el billete original) no tiene porqué ser ningún tormento. El
aterrizaje en Delhi y posteriores trámites para salir de esa ciudad ya es otro
cantar…
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