Estos son mis últimos días
en la India. Primero pasaré unos días en Varanasi, haré un paréntesis para
visitar Halabad y ver el Kunmamela y después Nepal. Pero antes de que os pueda
escribir y describir mis sensaciones de estas dos ciudades quiero hacer un post
muy especial y dedicárselo a una familia que conocimos en el tren de camino a
Varanasi.
El pasado 28 ene. llegamos a
la pequeña y sucia estación de Haridwar con tiempo suficiente para coger
nuestro tren nocturno a Varanasi. La gente se amontonada en el suelo de la
estación arropada con mantas y cartones. Algunas familias esperaban sus trenes
y otros muchos simplemente un sitio donde cobijarse durante la noche húmeda y
fría.
Tras un rato de espera
decidí que era mejor ir al andén donde tendríamos que coger nuestro tren para
poder ver si estábamos en la lista de pasajeros y, de ser así, entrar y colocar
las cosas para el viaje. El plan salió bien, los billetes habían sido
confirmados y teníamos litera en clase Sleeper, la clase más baja del sistema de trenes indio y al mismo tiempo
la mejor para conocer a la gente más auténtica de este país. Entramos en
nuestro vagón y a oscuras encadenamos nuestras mochilas y sacamos la manta que
habíamos comprado el día anterior para no pasar frío durante el viaje.
Como suele suceder los
extranjeros en este tipo de situaciones solemos llamar la atención y acaparamos
las miradas y comentarios de la gente local. En este caso se trató de la grave
voz de un indio que mostró todo su interés por saber de dónde éramos y hacia
dónde nos dirigíamos. La respuesta evidentemente llevó a más preguntas y a más
conversación. Se unieron una chica joven, otra mujer, un hombre algo más mayor
y en un momento me encontré hablando con una familia de indios que iban de
camino a Calcuta.
Deboshmita era la hija que
estudiaba informática, le gustaba la música de pitbul y tenía una sonrisa dulce.
Soma era la madre, agradable y muy simpática con un excelente inglés y siempre
preguntando y dando temas de conversación durante todo el viaje. Ratan era el tío,
viajaba con toda la familia y fue el primero en hablar con nosotros. Siempre
decía que la verdadera India se veía en los trenes, allí se mezclaban todos. Por
último Debrath el patriarca de la familia. Una persona de rostro amable, que
desprendía ternura y calidez en cada uno de sus gestos. Los cuatros regresaban
a Calcuta tras haber pasado unos días visitando la ciudad santa de Haridwar y
alrededores.
Gracias a la compañía de esta familia el trayecto de 18h hasta Varanasi se hizo corto e incluso me olvidé del frío que había pasado durante la noche. Hablamos de todo un poco, me estuvieron dando muchos consejos sobre su ciudad Calcuta de la que se sentían muy orgullosos, incluso me enseñaron a pronunciarlo bien “Colcata”. Intercambiamos comida, bueno más bien ellos no pararon de ofrecernos frutos secos, galletas, caramelos y cualquier cosa que tuvieran y pudieran compartir. Y todo ello mezclado con risas, fotos, más risas, historias y muchísimo cariño.
Poco a poco otra gente del
vagón se acercaba y se sentaba a nuestro lado para hacernos alguna pregunta o
integrarse en la conversación. Había un chico del ejército que me enseño
orgulloso sus fotos del campamento militar, era soldado en el cambio de guardia
de India con Pakistán. El mismo cambio de guardia que habíamos presenciado hace
un par de semanas. También se con nosotros Pratibimb un chico joven ingeniero
informático que estoy seguro se va a comer el mundo.
Por fin por megafonía sonó
en Hindú Varanasi y rápidos toda la familia nos avisó de que era nuestra
parada. Empaquetamos nuestras cosas, nos pusimos las mochilas a la espalda y
nos despedimos de todo el vagón que, por aquel entonces, ya era entero nuestro
amigo. Con nosotros se bajaron Ratan y Debrath, ya en el andén y con los ojos vidriosos
Debrath me dio un abrazo que nunca olvidaré. Luego los 4 nos hicimos una última
foto y nos despedimos con un abrazo final.
No sé qué me sucederá aquí
en Varanasi o en el Kunmamela, pero para mí este viaje ya amortizado con
creces.
Un abrazo fuerte para mi
nueva familia india.
Arturooooooooooo!!!!!!!!!!!! que de historias!!! no me pierdo ni una!!! Porfa no dejes de contárnoslas. Muchos besos!!!!!
ResponderEliminarGracias Mamen no tranquila que no dejaré de escribir siempre que pueda.
EliminarQue gran corazon tienes.
ResponderEliminarJolín que me has emocionado....... Por cierto, cuando puedas consulta tu correo si quieres ver los primeros pasos de tu sobrino... Emocionante a tope también!!! ;))
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