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miércoles, 13 de febrero de 2013

Bandipur el mejor regalo de cumpleaños


Ante todo y sobre todo agradecer a todos aquellos de vosotros que me habéis felicitado por las diferentes vías posibles. Habéis hecho que mi cumpleaños fuera si cabe, más especial.
Como ya escribí, el día de mi cumpleaños amanecí entre montañas y dispuesto a seguir camino hacia Bandipur. Con la nostalgia de acordarte en un día tan especial de tus seres queridos, me monté en el primer autobús local que me llevaría hasta Abukhaireni donde está el cruce con la carretera principal. Por el camino las vistas ya mi iban alegrando el espíritu. Las gargantas y cortados se mezclaban con los cultivos de arroz del valle y con el azul turquesa del río.



En Abukhaireni tocaba cambiar de autobús y coger uno nuevo que me llevaría hasta Dumre desde donde salía mi último autobús que me llevaría a Bandipur.



Como siempre lo que escribo a continuación no se lo contéis a mi madre que sino no me deja seguir viajando.
Resulta que el autobús como podéis ver era bastante pequeño y estaba lleno de gente local, algún que otro turista, sacos de arroz, gallinas y demás artefactos que hacían imposible que yo viajara dentro del mismo. Solución, pedir viajar en el techo. Evidentemente el conductor no puso ningún impedimento y en menos que canta un gallo estaba yo subido a lo alto de mi autobús dirección Bandipur.





La experiencia fue genial, el autobús traquetea entre las curvas y subía montaña arriba mientras yo gozaba de las mejores vistas del valle con el Himalaya de fondo y el sol brillando en mi cara. Cada curva era una aventura al más puro estilo de rodeo americano y cada repecho un alivio para poder sacar alguna que otra foto. Mi cumpleaños se estaba poniendo interesante.



Después de unos 40 min. Llegué a Bandipur, bajé de mi particular caravana del oeste y me encontré con el pueblito más auténtico que he visitado hasta ahora en Nepal. Un pueblo cerrado al tráfico, de calles peatonales limpias y todo tranquilidad. Los edificios están muy bien conservados mezclando arquitectura local con estilos más europeos. Los niños salen del colegio y juegan en las calles mientras te saludan o intentan cambiar unas palabras contigo.









Encontrar alojamiento fue fácil, quizás el haber llegado fuera de temporada también ha ayudado pero la oferta de Guest Houses es amplia y hay sitios con cantidad de encanto como en la que me he alojado con precios muy económicos. Heritage guest house 300npr habitación con vistas al valle y baño compartido. Además les comenté que era mi cumpleaños y me regalaron un candado nepalí. ¡Me encanta Nepal!





Allí me encontré con 3 nuevos amigos Flora, chica taiwanesa que viaja como yo con un compañero de internet, Uri y Camilo dos chicos de Barcelona y Chile respectivamente. Como sucede siempre entre viajantes nos pusimos a hablar e intercambiar historias y, sin darnos cuenta, se nos echó la tarde encima. Uri conocía una buen lugar para ver el anochecer y para allá que fuimos. Las vistas sobre el Himalaya eran estupendas y la paz y tranquilidad mejores todavía.








Pero no penséis que mi karma me iba a dejar disfrutar de mi cumpleaños. Él tenía que hacer acto de presencia y por la noche, cuando me iba a lavar los dientes, me di cuenta que había algo raro. Algo no encajaba en el puzle, había una pieza que faltaba. ¡Mi neceser! ¡Dios!, me había dejado el neceser en Gorkha.
¡Me cago en la _ _ ta! ¡JODER, JODER, JODER!

Pensaréis que es una exageración ponerse así por haber perdido un cepillo de dientes, una pastilla de jabón y un desodorante. Bueno si dijera que también en ese neceser van mis maravillosos tapones para los oídos sin los cuales no puedo dormir y sobre todo, mi ordenador de buceo que no me costó barato precisamente, la cosa ya cambia un poquito.

A las 11 de la noche tuve que buscar a los dueños de la Guest House que muy amablemente me ayudaron a buscar el teléfono de mi hotel en Gorkha y, después de mucho insistir, conseguimos ponernos en contacto con el vigilante quien me informó que hoy por la mañana tendría que pasarme a buscar el neceser. Un pequeño inconveniente sí, pero una vez más la amabilidad nepalí me ha sorprendido cuando el dueño de mi Guest House se ha ofrecido a llevarme en su monto. Además, como no hay mal que por bien no venga, durante el trayecto ha sido he podido volver a disfrutar de las montañas, los colores y la naturaleza del valle. Una pasada.

Y mañana por fin a Pokhara, ya os contaré que tal me va, por ahora ya he conseguido alojamiento gratis en casa de una viejecita de 65 años. Además todo el mundo que me encuentro me dice que el sitio es una pasada, incluidos dos españoles Topo y Fran, manchegos ellos, que vienen de allí de subir corriendo hasta el campo base del Anapurna a 4200m. de altura. Son unas máquinas. Gente maja de verdad y no os perdáis su proyecto social www.sonrisasymontanas.es



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